Jesús está
por abandonar Su lugar en el santuario celestial, para ponerse vestiduras de
venganza, y derramar su ira en juicio contra aquellos que no han respondido a la luz que Dios les ha
dado. Los que no temen a Dios ni aman la verdad, día a día fortalecen su corazón en las malas acciones, en
vez de llenarse de tolerancia y paciencia. Aunque muchos no lo crean, aún la
tolerancia y la paciencia de Dios tiene límites, y muchos están superándolos.
Han sobrepasado los límites de la gracia, y por lo tanto Dios intervendrá y vindicará su propio honor. El Señor
dijo acerca de los amorreos: “Y en la cuarta generación volverán acá, porque la
maldad del amorreo aún no ha llegado al colmo” (Génesis 15:16). Aunque dicha nación
se destacaba por su idolatría y corrupción, no había llenado todavía la copa de
su iniquidad, y Dios no quiso dar la orden de que se la destruyese
completamente. Al igual que ese antiguo pueblo, nosotros también estamos
llenando nuestra copa, por lo que estamos viendo parte del poder divino de los
juicios de Dios manifestado en el mundo.
En el tiempo
en que la ira de Dios se manifieste con castigos, solo los humildes y
consagrados seguidores de Cristo se distinguirán del resto del mundo. Mientras
que los impíos procuran arrojar un manto sobre el mal existente, y excusar la
gran impiedad que prevalece por doquiera, los que tienen celo por el honor de Dios
y amor por sus semejantes, no podrán permanecer indiferentes y callados, solo
para obtener el favor del poder humano. Aquellos que no sienten pesar por su
propia decadencia espiritual, no alcanzarán la misericordia de Dios, porque
todas las naciones están llenas de orgullo, avaricia, egoísmo y engaño de toda
clase. El Espíritu de Dios que inspira la represión del hombre, está siendo pisoteado, mientras
triunfan los siervos de Satanás. Dios queda deshonrado, y la verdad anulada.
Esto no será por mucho tiempo, porque Dios está sellando su pueblo, como lo
hizo en la antigüedad al ordenar a sus mensajeros, los hombres que tienen las
armas de matanza en la mano: “Pasad por la ciudad, por en medio de Jerusalén, y
pon una señal en la frente de los hombres que gimen y claman a causa de todas
las abominaciones que se cometen en ella”. Y a otros les dijo: “Pasad por la
ciudad en pos de él, y matad sin lastima ni compasión, y herid; no perdone
vuestro ojo, ni tengáis misericordia. Matad viejos, mozos y vírgenes, niños y
mujeres, hasta que no quede ninguno. Pero no toquéis a ninguno que tenga la
señal. (Ezequiel 9:4-6).
Dios, con
infalible exactitud esta pasandole cuenta a todas las naciones. Mientras ofrece
su misericordia, con invitaciones al arrepentimiento, esta cuenta permanece
abierta; pero cuando la cifras llegan a cierta cantidad que Dios ha fijado,
comienza el ministerio de su ira.. La cuenta se cierra. Cesa la paciencia
divina. Entonces ya no intercede la misericordia en su favor. El jueves 2 del
presente mes recibimos una porcion de la ira de Dios. Me refiero al ataque en
Garissa University College, no lejos de la frontera de Kenia con Somalia, donde
los terroristas mataron alrededor de 150 cristianos, justamente un dia antes
del viernes Santo. Las naciones a lo largo de los siglos han recibido
misericordia sin precedente. Les han sido dadas las bendiciones mas selectas
del cielo, pero el orgullo intensificado del hombre, la codicia, la idolatria,
el desprecio al unico Dios verdadero que está en el cielo, y la vil ingratitud,
son cosas que el Señor anota con tinta indeleble.
Las naciones están
cerrando rápidamente su cuenta con Dios. Este no es un caso aislado. Son muchas
las tragedias que estamos viviendo alrededor de todo el mundo, porque los
mayores privilegios de las naciones han sido contaminados por la iniquidad
prevaleciente. Bajo la influencia de los injustos que nos rodean, muchos, aún
entre los que profesan la verdad, se han enfriado y estan siendo arrastrados
por la fuerte corriente del mal. El desprecio universal en que se tiene la
Palabra de Dios, la falta de verdadera piedad y compasión, induce a los que no
se relacionan estrechamente con Dios a perder la reverencia y obediencia de Su
Ley. A medida que la falta de respeto por la Ley de Dios se pone de manifiesto,
se hace más distinta la raya de demarcacion entre sus observadores y el mundo.
El amor hacia
los preceptos divinos aumenta en una clase de personas en la medida en que en
otra clase aumenta el desprecio hacia ellos. La crisis final se está acercando
rapidamente. Las cifras que suben velozmente al cielo demuestran que está por
llegar el tiempo de la visitación de Dios. Aunque le repugna castigar, castigará
sin embargo, y lo hará prestamente. Solo los que anden en la luz podrán ver las
señales del peligro inminente que nos rodea. Cristo esta a las puertas.
Arrepientete y no temas, porque Dios protegerá a su pueblo el dia de la visitación.
Vendrá como protector de todos aquellos que hayan conservado la fe en su pureza
y anhelan su llegada!. Amen.
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