El próximo
mes de noviembre se estará celebrando en Estados Unidos la elección de un nuevo
gobernante, que abarcará el período 2017-2021…Mientras el mundo vive a la
expectativa de quien será el nuevo presidente de Estados Unidos, el tiempo
sigue avanzando y muchos dejan pasar la oportunidad que el mismo tiempo nos
brinda, invitándonos a ver y analizar la vida de una manera más objetiva. No
conocemos el mañana, ni sabemos con seguridad si tendremos un nuevo presidente
en Estados Unidos, antes de la llegada de Cristo. La vida solo es un transitar
por el mundo y está compuesta por una sucesión de momentos que mientras
respiramos, nos dan la oportunidad de tejer individualmente nuestro propio destino.
Dios ha planificado un tiempo específico
para su pueblo, un tiempo exacto para la existencia de la raza humana, y ese
tiempo se ha cumplido. Por eso es importante “conocer el tiempo”, levantarnos
del sueño, a fin de estar listos para reconocer y responder cuando escuchemos
la “voz de Dios”.
Durante las campañas
presidenciales, los candidatos han tenido como tema de agenda a los inmigrantes.
Se ha hablado de desarrollar estrategias para impedir el flujo migratorio de las
personas que sueñan con llegar a Estados Unidos y obtener una mejor calidad de
vida, ya que es considerado el país de las oportunidades; mientras que
paradójicamente, los futuros gobernantes piensan en cerrar las fronteras y poner
en ejecución decisiones drásticas que repercutirían en la división y desintegración
familiar. Pero estos mismos candidatos olvidan que también son inmigrantes ya que todos somos iguales para Cristo y todos tendremos que dejar este mundo. La
tierra no es de nadie, no está y nunca ha estado en venta. Pronto Su Creador la
reclamará, y sucederá el mayor y ultimo éxodo
de la tierra, donde finalmente los justos serán redimidos por Jesucristo.
Ningún
gobernante es lo suficientemente sabio para vivir consciente de nuestra
temporalidad y aprender a utilizar las oportunidades que Dios nos da para poder
alinear nuestras vidas a la de Cristo, y ser así merecedores de nuestra morada
final. Por ende, no importa quién salga electo en las próximas elecciones
presidenciales porque todos tenemos un Supremo Gobernante llamado Dios, que ya decidió
quien estará en el poder cuando Cristo venga por segunda vez. Esto es así,
porque como su Palabra lo dice, Dios pondrá en el corazón del hombre ejecutar Su
voluntad, para que las Promesas de Cristo sean cumplidas. No se mueve la hoja
de un árbol si no es por la voluntad de Dios. Asimismo, nada sucede al hombre
por casualidad o por suerte, sino que
todo pertenece al plan Divino de Dios.
Dios quita y
pone, justifica y salva; también permite que los gobernantes terrenales lleguen
al poder para hacer algo importante y positivo en favor del prójimo,
brindándoles además la oportunidad de
buscar su propia salvación. Es un llamamiento a vivir y ejercer el poder con un
verdadero propósito de servir, no siendo oportunistas, sino viviendo dignamente
con un ideal más grande que ellos mismos, teniendo en cuenta que Dios es
eterno, porque como dijo el sabio Salomón, rey de Israel y Judá, en Eclesiastés
9:10-11y 12: Todo lo que te venga a la
mano para hacer, hazlo con toda tu fuerza; porque en el sepulcro adónde vas, no
hay obras ni planes, ni ciencia ni sabiduría. Hay algo más debajo del sol. No
siempre la carrera es de los ligeros, ni de los fuertes la guerra, ni de los sabios
el pan, ni de los prudentes la riqueza, ni de los elocuentes el favor; sino que
el tiempo y la ocasión acontecen a todos. Porque el hombre tampoco conoce su
tiempo. Como los peces son presos en la red, y las aves se prenden en el lazo, así
son enlazados los hombres, cuando el mal tiempo cae de repente sobre ellos.
Dios demanda
obediencia a las normas y preceptos que Él nos dio, y nos exhorta a poner por
obra todos los Mandamientos; a ser generosos con los pobres, con los
necesitados, enfermos, y a no ser mezquinos, para que podamos recibir las
bendiciones por nuestras obras. Esta es la Ley que da vida, pero la humanidad
se ha apartado de ella, y más aún los gobernantes que dentro de su avaricia
olvidan a Dios. Toda acción provoca una reacción, y como nos dice el Señor en su
Palabra: “Enviaré sobre vosotros terror, extenuación y calentura, que consuman
vuestros ojos y atormenten vuestra vida. Sembraréis en vano vuestra semilla, porque vuestros enemigos la comerán”.
“Quebrantaré la soberbia de vuestro orgullo, volveré vuestro cielo como hierro
y vuestra tierra como bronce. Vuestra fuerza se consumirá en vano, porque
vuestra tierra no dará su cosecha, y los arboles de la tierra no darán su fruto”.
No está sucediendo todo esto ya?...claro que sí!.
Dios nos
asegura el regreso de Cristo, pero el hombre ha olvidado sus promesas dándole
la espalda, escondiendo el rostro, cerrando los ojos y tapando los oídos para
no ver ni escuchar. Pero el Señor dice: “Yo Soy el Señor, Dios de toda carne.
¿Habrá algo demasiado difícil para mí?. “Clama a mí, y te responderé, y te enseñaré
cosas grandes y ocultas que tú no sabe. Cristo vendrá muy pronto, y esto no está
sujeto a elección, por lo que no solamente debemos enfocarnos en los
acontecimientos que envuelven al mundo, sino también en los acontecimientos que
todavía no podemos ver, pero que por fe en la Palabra de Jesús, estamos seguros
sucederán. Todo ya ha sido anunciado, la luz del Espíritu Santo ha sido
esparcida por todo el universo, por lo tanto debemos vivir el presente como una
oportunidad de preparación para la eternidad. Somos salvos por gracia, y
obedecer al Señor es una señal de madurez espiritual y expresa nuestra alianza
con Cristo al mantenernos fieles a Su pacto. Es hora de renovar el
entendimiento y comenzar a pensar en lo
que Dios realmente espera de nosotros, antes que el último éxodo sea una
realidad. El deseo de Cristo es atraer a todos hacia sí mismo, para que ninguno
se pierda, más tengamos vida eterna. A esta acción tan maravillosa e
inigualable se le podría llamar amor eterno.
Jesucristo
fue claro y específico en Su Palabra cuando dijo: “lo que es nacido de la
carne, carne es; lo que es nacido del Espíritu,
espíritu es”. Todos debemos nacer de nuevo por la gracia de Dios, pero de una
manera espiritual. La carne seguirá viviendo en nuestro cuerpo mientras estemos
en este mundo, pero nuestras acciones y motivaciones serán dirigidas desde el
cielo, aprendiendo a depender en todo momento de la voluntad de Cristo. El
nuevo nacimiento nos brinda libertad, porque evita que obedezcamos a los deseos
malignos de la carne. Esto no sucede por voluntad propia, sino es resultado de
la directa intervención de Dios en el corazón humano a través de su Santo Espíritu.
Sin lugar a
dudas Cristo vendrá a rescatar a todos los que hemos creído en El, a todos los
que ya han sido registrados en el Libro de La Vida. El será nuestro único Gobernante,
nuestro Presidente Eterno, nuestro Rey, nuestro Héroe y nuestro Salvador. Él es
nuestra Roca, nuestra Fortaleza y nuestro Libertador. Solo en El debemos confiar pese al panorama incierto
que envuelve a la humanidad. Confiemos y esperemos un poquito más. Nuestra redención
está más cerca de lo que pensamos. Aleluya!.