jueves, 1 de septiembre de 2016

EL ULTIMO EXODO



El próximo mes de noviembre se estará celebrando en Estados Unidos la elección de un nuevo gobernante, que abarcará el período 2017-2021…Mientras el mundo vive a la expectativa de quien será el nuevo presidente de Estados Unidos, el tiempo sigue avanzando y muchos dejan pasar la oportunidad que el mismo tiempo nos brinda, invitándonos a ver y analizar la vida de una manera más objetiva. No conocemos el mañana, ni sabemos con seguridad si tendremos un nuevo presidente en Estados Unidos, antes de la llegada de Cristo. La vida solo es un transitar por el mundo y está compuesta por una sucesión de momentos que mientras respiramos, nos dan la oportunidad de tejer individualmente nuestro propio destino.  Dios ha planificado un tiempo específico para su pueblo, un tiempo exacto para la existencia de la raza humana, y ese tiempo se ha cumplido. Por eso es importante “conocer el tiempo”, levantarnos del sueño, a fin de estar listos para reconocer y responder cuando escuchemos la “voz de Dios”.

Durante las campañas presidenciales, los candidatos han tenido como tema de agenda a los inmigrantes. Se ha hablado de desarrollar estrategias para impedir el flujo migratorio de las personas que sueñan con llegar a Estados Unidos y obtener una mejor calidad de vida, ya que es considerado el país de las oportunidades; mientras que paradójicamente, los futuros gobernantes piensan en cerrar las fronteras y poner en ejecución decisiones drásticas que repercutirían en la división y desintegración familiar. Pero estos mismos candidatos olvidan que también son inmigrantes ya que todos somos iguales para Cristo y todos tendremos que dejar este mundo. La tierra no es de nadie, no está y nunca ha estado en venta. Pronto Su Creador la reclamará, y sucederá el mayor y ultimo éxodo de la tierra, donde finalmente los justos serán redimidos por Jesucristo. 

Ningún gobernante es lo suficientemente sabio para vivir consciente de nuestra temporalidad y aprender a utilizar las oportunidades que Dios nos da para poder alinear nuestras vidas a la de Cristo, y ser así merecedores de nuestra morada final. Por ende, no importa quién salga electo en las próximas elecciones presidenciales porque todos tenemos un Supremo Gobernante llamado Dios, que ya decidió  quien estará en el poder cuando Cristo venga por segunda vez. Esto es así, porque como su Palabra lo dice, Dios pondrá en el corazón del hombre ejecutar Su voluntad, para que las Promesas de Cristo sean cumplidas. No se mueve la hoja de un árbol si no es por la voluntad de Dios. Asimismo, nada sucede al hombre por casualidad o por suerte, sino que  todo pertenece al plan Divino de Dios.

Dios quita y pone, justifica y salva; también permite que los gobernantes terrenales lleguen al poder para hacer algo importante y positivo en favor del prójimo, brindándoles además la oportunidad  de buscar su propia salvación. Es un llamamiento a vivir y ejercer el poder con un verdadero propósito de servir, no siendo oportunistas, sino viviendo dignamente con un ideal más grande que ellos mismos, teniendo en cuenta que Dios es eterno, porque como dijo el sabio Salomón, rey de Israel y Judá, en Eclesiastés 9:10-11y 12: Todo  lo que te venga a la mano para hacer, hazlo con toda tu fuerza; porque en el sepulcro adónde vas, no hay obras ni planes, ni ciencia ni sabiduría. Hay algo más debajo del sol. No siempre la carrera es de los ligeros, ni de los fuertes la guerra, ni de los sabios el pan, ni de los prudentes la riqueza, ni de los elocuentes el favor; sino que el tiempo y la ocasión acontecen a todos. Porque el hombre tampoco conoce su tiempo. Como los peces son presos en la red, y las aves se prenden en el lazo, así son enlazados los hombres, cuando el mal tiempo cae de repente sobre ellos.

Dios demanda obediencia a las normas y preceptos que Él nos dio, y nos exhorta a poner por obra todos los Mandamientos; a ser generosos con los pobres, con los necesitados, enfermos, y a no ser mezquinos, para que podamos recibir las bendiciones por nuestras obras. Esta es la Ley que da vida, pero la humanidad se ha apartado de ella, y más aún los gobernantes que dentro de su avaricia olvidan a Dios. Toda acción provoca una reacción, y como nos dice el Señor en su Palabra: “Enviaré sobre vosotros terror, extenuación y calentura, que consuman vuestros ojos y atormenten vuestra vida. Sembraréis en vano  vuestra semilla, porque vuestros enemigos la comerán”. “Quebrantaré la soberbia de vuestro orgullo, volveré vuestro cielo como hierro y vuestra tierra como bronce. Vuestra fuerza se consumirá en vano, porque vuestra tierra no dará su cosecha, y los arboles de la tierra no darán su fruto”. No está sucediendo todo esto ya?...claro que sí!.

Dios nos asegura el regreso de Cristo, pero el hombre ha olvidado sus promesas dándole la espalda, escondiendo el rostro, cerrando los ojos y tapando los oídos para no ver ni escuchar. Pero el Señor dice: “Yo Soy el Señor, Dios de toda carne. ¿Habrá algo demasiado difícil para mí?. “Clama a mí, y te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no sabe. Cristo vendrá muy pronto, y esto no está sujeto a elección, por lo que no solamente debemos enfocarnos en los acontecimientos que envuelven al mundo, sino también en los acontecimientos que todavía no podemos ver, pero que por fe en la Palabra de Jesús, estamos seguros sucederán. Todo ya ha sido anunciado, la luz del Espíritu Santo ha sido esparcida por todo el universo, por lo tanto debemos vivir el presente como una oportunidad de preparación para la eternidad. Somos salvos por gracia, y obedecer al Señor es una señal de madurez espiritual y expresa nuestra alianza con Cristo al mantenernos fieles a Su pacto. Es hora de renovar el entendimiento y comenzar  a pensar en lo que Dios realmente espera de nosotros, antes que el último éxodo sea una realidad. El deseo de Cristo es atraer a todos hacia sí mismo, para que ninguno se pierda, más tengamos vida eterna. A esta acción tan maravillosa e inigualable se le podría llamar amor eterno.

Jesucristo fue claro y específico en Su Palabra cuando dijo: “lo que es nacido de la carne, carne es;  lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”. Todos debemos nacer de nuevo por la gracia de Dios, pero de una manera espiritual. La carne seguirá viviendo en nuestro cuerpo mientras estemos en este mundo, pero nuestras acciones y motivaciones serán dirigidas desde el cielo, aprendiendo a depender en todo momento de la voluntad de Cristo. El nuevo nacimiento nos brinda libertad, porque evita que obedezcamos a los deseos malignos de la carne. Esto no sucede por voluntad propia, sino es resultado de la directa intervención de Dios en el corazón humano a través de su Santo Espíritu.

Sin lugar a dudas Cristo vendrá a rescatar a todos los que hemos creído en El, a todos los que ya han sido registrados en el Libro de La Vida. El será nuestro único Gobernante, nuestro Presidente Eterno, nuestro Rey, nuestro Héroe y nuestro Salvador. Él es nuestra Roca, nuestra Fortaleza y nuestro Libertador.  Solo en El debemos confiar pese al panorama incierto que envuelve a la humanidad. Confiemos y esperemos un poquito más. Nuestra redención está más cerca de lo que pensamos. Aleluya!.