jueves, 12 de septiembre de 2013

EN HONOR AL ESPIRITU


Jesús pronunció frente al pueblo que le escuchaba, Palabras de vida, sabiendo en su interior que sus discípulos murmuraban. Sus mensajes eran duros, porque desde un principio Jesús sabia quienes no creían, y quien lo iba a traicionar. Por eso dijo: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre no se lo concede”. Preguntó: ¿Qué pasaría si vierais al Hijo del Hombre que sube adonde estaba antes? “El Espíritu es el que da vida, la carne nada aprovecha. Las Palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Pero algunos de vosotros no creen”. “! Si alguno tiene sed, venga a mí y beba!”. Como dicen las Escrituras, el que cree en Jesucristo, ríos de agua viva brotarán de su corazón, porque todo el que cree y espera con fe, ha recibido el Espíritu Santo, derramado después que Jesús ascendió al cielo.

El Espíritu de Dios ocupó un lugar en medio de los hombres. Habló con autoridad dirigiéndose a la gente con expresiones llenas de vigor, con fuerzas y energías, dejándonos  entender que la fe y la obediencia  al Señor, es lo que nos identifica como verdaderos cristianos, y nos une como parientes de Cristo, porque el Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que le pertenecemos a Dios. Somos llamados por el Espíritu a salir del mundo y ser diferentes. Teniendo el corazón continuamente cerca de Dios y al Espíritu Santo permaneciendo en nosotros. Todo verdadero creyente manifestará con sus hechos que la gracia del amor de Cristo está en su corazón. Aunque no podemos ver al Espíritu de Dios, sabemos que bajo su acción el hombre pecador, es arrepentido y convertido. El que no tiene fe, después de ser tocado por el Espíritu, ahora es creyente. El poder transformador del Espíritu es poderoso y cambia el carácter del más terrible pecador, conduciéndolo a la humildad y obediencia, porque trabaja para bendecir y salvar a los perdidos.

Dios a través de su Santo Espíritu nos guía con sabiduría infinita, pero hoy existe un espíritu de mundanalidad intenso que no nos deja ver que Dios quiere salvarnos. La desobediencia ha sido la causa principal de la desgracia para todo el mundo y precisamente en la obediencia al Espíritu, radica nuestra seguridad, conversión y la madurez de nuestra vida espiritual. La negación del  trabajo del Espíritu, es el único  pecado imperdonable, dicho por Dios, según las Sagradas Escrituras. Esto es una advertencia muy seria para todos. Las obras del Espíritu Santo, son inconfundibles y jamás se deben poner en duda, porque todo está fundado en sabiduría y en el amor infinito que viene de las alturas y es derramado a través de la Gracia. Cristo demostró un espíritu misionero, y todo cristiano verdadero debe sentir ese mismo espíritu y llevarlo de modelo. Cristo lloró y suplicó al Padre por cada uno de nosotros, y aún en la cruz se olvidó de sus propios sufrimientos en su profundo amor por  aquellos a quienes vino a salvar. Perseveró en sus peticiones al Padre a favor de los pecadores, sin embargo el hombre fácilmente se olvida de este dolor, y de cuanto Cristo tuvo que sufrir para finalizar la obra que había venido a hacer en la tierra. Cambiemos las lágrimas que Jesús derramó por nosotros por lágrimas de regocijo, de felicidad, de emoción al ver nuestro deber cumplido y finalizar nuestra misión como hermanos en Cristo, para contemplar la promesa de ver la Gloria de Dios y sentirnos gozosos.

Asimismo como los padres lloramos de felicidad y emoción al ver alcanzada las metas de nuestros hijos, o ante una sanación milagrosa de una enfermedad terminal del cuerpo,  de la misma forma el Espíritu llora por la indiferencia y el rechazo que le mostramos, porque el Espíritu hace su trabajo, pero el mérito se lo otorgamos a otro, o a nosotros mismos. Muchas veces nuestro egoísmo no nos deja reconocer que no tenemos poder de hacer nada que no nos sea otorgado por voluntad divina. Todo el que desee realmente tener un espíritu misionero como Jesús, debe sentirse primeramente dominado por el amor a Cristo, y trabajar en su obra, continuar exaltando al Espíritu de verdad, al Espíritu de salvación, que es el Autor de nuestra fe. Debemos estudiar su carácter, cultivar su espíritu de humildad y mansedumbre. Este no es un don otorgado en especial a los dirigentes de las iglesias; es un trabajo que debemos desarrollar todos y no permanecer como simple espectadores de la obra de los demás y mucho menos fungir como piedra de tropiezo.

El primer impulso de todo verdadero cristiano y la meta más anhelada debe ser llevar el mensaje a otros, y dar testimonio del poder transformador del Espíritu. La obra del Señor aún no termina y todavía hay mucho trabajo por hacer, pero no tenemos mucho tiempo. Hay que acelerar el paso y no quedarnos dormidos. Tratemos de desarrollar el espíritu de Cristo; un espíritu de sacrificio personal, que es ínfimo, comparado con todo lo que Cristo tuvo que sufrir por cada uno de nosotros. Debemos trabajar dondequiera que el Espíritu nos guie. Llevar el mensaje de esperanza, alivio, paz, reconciliación, amor, perdón  y compasión a los que nos necesitan. No de lástima, porque la salvación está disponible para todos y es una decisión personal poner nuestras vidas en las manos de Dios. Es una opción para salir de la esclavitud y lograr la libertad que nos da el Espíritu. Es un compromiso que hacemos directamente con Cristo, y es parte del trabajo que hace su Santo Espíritu. La Palabra de Dios debe ser enseñada en todo lugar y todo creyente tiene la capacidad para hacerlo, solo se necesita poner nuestra voluntad en manos de Dios. Así trabaja el corazón cuando ha sido renovado. Enalteciendo el poder del Espíritu en todo lugar y en todo momento, con todo tipo de personas, sin importar edad, sexo, color  o religión. El mensaje de salvación debe ser dado, y es decisión del oyente, aceptarlo o no, pero debemos continuar trabajando en la obra del Espíritu. Donde nos dejen entrar dejar el mensaje, y donde nos prohíban hablar, seguir adelante.

Debemos seguir las instrucciones dadas por Jesús a los discípulos cuando los envió a llevar el mensaje, les dijo: “Cuando estéis en una casa, posad en ella hasta que salgáis de allí. Si en algún lugar no os reciben ni oyen, salid de allí, y sacudid el polvo de vuestros pies, es testimonio contra ellos”. Entonces salieron y predicaron que los hombres se arrepintiesen. Este es un ejemplo de lo que Dios quiere con nosotros. Que después de arrepentirnos, prediquemos y llamemos a otros al arrepentimiento, que seamos verdaderos mensajeros del Espíritu, testigos fieles, que reflejemos con hechos la verdad de lo que creemos. Hacer la obra sin importar el rechazo, ni la opinión de los demás, porque es testimonio del Espíritu para nuestro espíritu.

En la tierra somos bautizados por agua, pero Dios nos bautiza con el Espíritu, y todas nuestras obras están registradas en el cielo. La verdad siempre brota del corazón y nos hace sentir un ardiente deseo de ir y hablar con todo el mundo, aunque no lo conozcamos. Nos hace sentir fuertes, confiados, valientes y orgullosos de ser exponentes de la Palabra de Dios en todas partes, ya sea en lugares públicos o privados, porque demuestra que verdaderamente nos convertimos a Cristo y colaboramos con él. En la verdadera religión no existe el egoísmo ni la rivalidad, no existe el miedo, no hay envidia, porque la luz del Espíritu resplandece como una antorcha y camina delante de nosotros. Día a día se nos presentan múltiples oportunidades de hablar de Dios y proclamar su verdad. Debemos vivir como verdaderos fieles y creyentes del evangelio y el Espíritu guiará nuestros pasos donde haya necesidad de llevar el mensaje. Desarrollemos un sincero y verdadero interés  por las almas de nuestros semejantes. Sembremos las semillas para que el Espíritu las haga germinar.

La conversación religiosa nos ayuda a crecer, porque el Espíritu revela lo que desea revelar y la luz del discernimiento permanece encendida. No perdamos las oportunidades que Dios nos brinda. Mantengámonos ocupados y enfocados en la obra del Señor, porque las mentes ociosas son el blanco perfecto del Espíritu maligno que rodea la tierra y son las personas más vulnerables para que Satanás las use. Tenemos a nuestra disposición muchos medios por el cual alcanzar a otros. Usémoslo en la buena obra, para nuestro crecimiento espiritual y extendámoslo a los demás. Debemos compartir nuestras propias bendiciones para que las mismas sean multiplicadas y alcancen a los necesitados. Tenemos que unirnos, para decir las mismas cosas, y con un mismo ánimo llevar la Palabra de Dios a todo hombre, para todos juntos poder glorificar el Nombre de Dios.

Tratemos de salvar las almas que perecen, ya que hay una necesidad urgente en el mundo de buscar a Dios. Diariamente miles de almas alrededor del mundo quedan atrapadas para perdición. Imploremos la iluminación divina y una vez recibida no la escondamos. El Espíritu responde y trabaja para bien, pero debemos estar atentos a sus repuestas. Todos los que toman la Palabra de Dios como regla principal de sus vidas, caen en estrecha relación con el Espíritu. La obra que tenemos que cumplir consiste en hacer la voluntad de Aquel que sostiene nuestras vidas para su gloria. Todos los que somos nacidos de Dios, debemos  ser colaboradores de Cristo, y rendirle honor al Espíritu. ¡Alabado sea el Dios del Cielo y la Tierra por toda la eternidad!. ¡Que su Santo Espíritu sea derramado a toda alma necesitada de perdón. Aleluya!.

 

 

 

viernes, 6 de septiembre de 2013

LA ALIMENTACION IDEAL


                                              LA  ALIMENTACION  IDEAL

Cuando Jesús estaba predicando en esta tierra, llegaron a él ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, y le preguntaron: ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos?. ¿Por qué no se lavan las manos antes de comer?. El respondió: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el Mandamiento de Dios por vuestra tradición? “Porque Dios manda: Honra a tu padre  a tu madre”. Y “el que maldiga a su padre o a su madre, debe ser muerto”. “Pero vosotros decís: El que diga a su padre o a su madre: Todo aquello con que pueda ayudarte, es ofrenda mía dedicada a Dios. “No deberá socorrer a su padre o a su madre”. Así habéis invalidado el Mandamiento de Dios por vuestra tradición. “Hipócritas! “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. “En vano me honran enseñando como doctrina mandamientos de hombre”.

Entonces llamando a la gente hacia sí, Jesús dijo: “Oíd y entended. “Lo que entra en la boca no contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso contamina al hombre”. “Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada. “Dejadlos. Son ciegos, guías de ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caen al hoyo”. “No comprendéis que todo lo que entra en la boca, va al estómago, y después se elimina fuera del cuerpo”. “Pero lo que sale de la boca, viene del corazón, y eso contamina al hombre. “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las  fornicaciones, los robos, los falsos testimonios y las calumnias. “Esto contamina al hombre, pero comer con las manos sin lavar no contamina al hombre”.

En esta parábola, Jesús se refería a la pureza y limpieza del corazón. De todo lo que hablamos y de lo que hacemos, porque “de lo que está lleno el corazón habla la boca”. No dijo que podemos comer todo tipo de animales, aves y reptiles, como muchas personas han interpretado y por eso consumen todo tipo de carne animal y aves, sin tomar en cuenta las palabras de Dios según las Escrituras, donde nos explican cuáles son los animales terrestres limpios y comestibles. Uno de los animales prohibidos por Dios es el cerdo. No olvidemos que cuando Jesús llegó a la región de los Gadarenos, se encontró con un espíritu que habitaba en los sepulcros. Era un hombre con un espíritu impuro y nadie lo podía sujetar, ni aun con cadenas. Nada lo dominaba, porque aunque lo ataban varias veces con cadenas y grillos pesados, todos los rompía. Día y noche andaba dando voces por los montes y los sepulcros, hiriéndose con las piedras. Pero cuando vio a Jesús, reconoció que era el Hijo del Dios Altísimo, y corrió hacia él, rogándole que no lo atormentara, porque Jesús le decía: “Sal de este hombre espíritu impuro”.

Cuando Jesús le preguntó su nombre, respondió: “Me llamo Legión, porque somos muchos”, y le rogó con insistencia que no lo enviara lejos de esa región. Cerca de allí había una gran piara de cerdos y los demonios le rogaron: “Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos”. Y Jesús les permitió. Y esos espíritus salieron del hombre y entraron  a los cerdos, que eran como dos mil. Y la piara se lanzó al mar desde un despeñadero y en el mar se ahogaron. El hombre que vivía atormentado por el demonio, quedó libre y Jesús lo envió a su casa para que le contara a los suyos las grandes cosas que el Señor había hecho y cómo tuvo compasión de él. Y todos quedaban maravillados.

Claramente el Señor nos dice en Levítico 11, cuales son los animales limpios y cuáles son los impuros. Podemos comer cualquier animal rumiante de pezuña hundida, a excepción del  Camello, porque rumia pero no tiene pezuña hundida y es un animal impuro, así como la liebre, el tejón, y el cerdo, porque tiene pezuñas hundidas pero no rumia. De este último nos dice: “No comeréis su carne, ni tocareis su cuerpo muerto”. Lo tendréis por impuro. El factor principal para que Satanás atrape al hombre ha sido la desobediencia a Dios, por eso, el consumo de carnes en general, es la causa principal de muchas enfermedades. Específicamente la carne de cerdo, que es muy nociva para el cuerpo. Dios nunca se equivoca  por eso nos prohíbe comer esta carne. No es un Mandamiento, pero al consumirla estamos desobedeciendo a Dios. Nuestro cuerpo es el Templo del Espíritu Santo, y debemos alimentarlo solamente con comidas saludables y limpias. Generalmente cuando estamos enfermos, lo primero que los médicos prohíben es el consumo de carnes rojas y prescriben una dieta en base a frutas, semillas, vegetales y verduras. Por eso las personas más longevas son las que llevan una alimentación sana y evitan el consumo de todo tipo de carnes.

Las Sagradas Escrituras también nos hablan de los animales acuáticos de mar o de rio. Solo debemos consumir los animales que tienen aletas y escamas, “Pero los reptiles y animales acuáticos que no tienen aletas ni escamas, lo tendréis por abominación”. La langosta de mar es consumida por el hombre, pero Dios nos dice que podemos consumir la langosta en forma de insecto, no la langosta acuática. De los insectos alados que anden sobre cuatro patas, solo se pueden consumir los que tienen además otras patas para saltar con ellas. Dios llama aves abominables al águila, el avestruz, el pelícano, la lechuza, la gaviota, el búho, la cigüeña, toda especie de garza, y el murciélago. De todos los animales cuadrúpedos, también son impuros los que caminan sobre la planta de sus pies. De los reptiles que se arrastran por el suelo, son impuros: la comadreja, el ratón, y las ranas y todas sus variedades, el erizo, el cocodrilo, el lagarto, la lagartija y el camaleón.
“Todo reptil que se arrastra sobre el suelo es abominación. No se comerá. “No comáis ningún animal que se arrastra sobre su vientre, o que tenga cuatro o más patas y que se arrastre sobre el suelo”. “No os ensuciéis con ningún reptil que se arrastra, no os contaminéis con ellos, ni seáis impuros por ellos”. -----Así dice el Señor-------“Esta es la ley acerca de los animales, de las aves, de todo ser acuático y de todo reptil; “para que distingáis entre lo puro y lo impuro, entre los animales que se pueden comer y los que no se pueden comer”.

En nuestros tiempos, el hombre come de todo, desde culebras, gatos, perros,  todo tipo de insectos, aves y animales acuáticos, además de todo lo que se le ocurre inventar. Algunos han llegado al canibalismo, practicado en algunos actos religiosos-satánicos. La langosta, los camarones y los cangrejos fueron creados para limpiar el mar, para comer todas las impurezas de las aguas, no para el consumo del hombre. Muchas personas no lo saben, pero esos camarones que algunos encuentran tan sabrosos, tienen un alto nivel de colesterol que a largo plazo pueden causar enfermedades cardiovasculares. Debemos tener mucho cuidado cuando visitamos algunos restaurantes, porque no sabemos lo que estamos comiendo, y nos pueden dar a comer gato por liebre. El hombre ha perdido la conciencia y muchas veces se sacrifican animales enfermos para el consumo humano. Animales que han sido torturados, o tienen alguna enfermedad, y para aprovechar sus carnes  lo sacrifican sin pensar en el daño que le pueden hacer al consumidor. Cabe señalar también las condiciones de insalubridad en que muchas veces las carnes son conservadas, y otras veces se consumen carnes que ya están casi en estado de descomposición, afectando nuestra salud.

La Triquinosis es una infección causada por el consumo de carne mal cocinada o cruda y que contienen quistes (larvas o gusanos), que pueden encontrarse en carnes como el cerdo, el oso, el zorro, el caballo, el león y la rata. Si se consume carne de un animal infectado, estos parásitos se incuban en los intestinos del ser humano y migran a través de la pared intestinal hacia el torrente sanguíneo, permaneciendo durante años. Los gusanos invaden los tejidos musculares, incluyendo el corazón, afectando también los pulmones y el cerebro. En estos casos la infección se considera grave y puede ser difícil de tratar, incluso el paciente puede morir. Los comerciantes violan con frecuencia las regulaciones existentes sobre el consumo de animales domésticos y sobornan a las personas que ejecutan las inspecciones para el procesamiento de carnes para que guarden silencio. No podemos olvidar que el cerdo come de todo: lombrices, animales muertos, basura y también a otros cerdos.  Es omnívoro, pero no hace distinción de lo que está limpio o sucio, come en el mismo lugar que defeca e incluso se come su propio excremento y el de otros, por eso las pocilgas siempre tienen un hedor a descomposición. Por todas estas razones Dios prohíbe consumir su carne, porque el que come cerdo, también come ratón.

El libro de Apocalipsis narra que cuando llegue el tiempo del fin, y el ángel del Señor  haga sonar la quinta trompeta, subirá del pozo del abismo un gran humo como de un horno que oscurecerá el sol y el aire. Y del humo saldrán langostas sobre la tierra, con poder como el que tienen los escorpiones sobre la tierra. No dañarán la hierba de la tierra, ni cosa verde alguna, ni ningún árbol; sino solo a los hombres que no tengan el sello de Dios en sus frentes. “Y se les dio poder para no matarlos, sino para atormentarlos durante cinco meses”. Y su tormento será como el de la picadura de un escorpión cuando hiere a un hombre. En esos días los hombres buscarán la muerte, y no la hallarán; desearan morir, y la muerte huirá de ellos.

El profeta Juan dice que Las langostas de la visión eran semejantes a caballos preparados para la guerra. El poder estaba en sus bocas y en sus colas, porque sus colas eran como serpientes, tenían cabezas y con ellas dañaban. Sobre sus cabezas tenían como coronas de oro, y sus caras eran como caras de hombres. Tenían cabello como cabello de mujer, y dientes como dientes de león. Tenían corazas como corazas de hierro. El ruido de sus alas eran como el estruendo de carros con muchos caballos que corren a la batalla. Y su rey es el ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego (destructor). Dicen las profecías que este será el primer “ay”, pero aun faltarán dos más. El sexto ángel tocará la trompeta para que los cuatro ángeles que están sujetos al rio Éufrates sean sueltos, ya que están preparados para el día, la hora, el mes y el año, para matar a la tercera parte de los hombres.

El resto de los hombres que no sean muertos por estas plagas, no se arrepintieron de la obra de sus manos, para dejar de adorar a los demonios, las imágenes, y obedecer a Dios. Tampoco se arrepintieron de sus homicidios, hechicerías, fornicación y hurtos, por eso serán destruidos cuando se abra el libro profético y la rueda del tiempo llegue a su fin, porque el tiempo no será más, sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando el esté por tocar la trompeta, el misterio de Dios se cumplirá, como él lo anunció a sus siervos los profetas, y como está escrito desde la creación del mundo. La séptima trompeta es el anuncio del reino de Cristo y reinará para siempre junto a los santos, sus siervos los profetas y a los que veneraron su Nombre, pequeños y grandes. El final del tiempo casi se ha cumplido. Es momento de arrepentimiento y obediencia. Dios es Santo y todo el que ame a Cristo y le sea fiel, será santificado en el día del juicio final. Cuidemos nuestros cuerpos como Dios manda y viviremos más felices y saludables cumpliendo con la voluntad de nuestro Padre. Si amamos a Dios, también debemos rendirle obediencia a Su ley y Sus mandatos. No vivamos de acuerdo a la tradición de los hombres, sino de acuerdo a los mandatos divinos.

 

 

lunes, 2 de septiembre de 2013

VERDAD-SINONIMO DE VIDA

                                             VERDAD-SINONIMO DE VIDA.




(Palabras de motivación, para promover la fe y el entendimiento que se requiere para descubrir la verdad que los enemigos de Dios han mantenido oculta, basadas en las promesas de salvación y vida eterna. Todo el que conozca la verdad y la siga, podrá reclamar su herencia en el reino de los cielos).



¿Qué es la verdad? La verdad, literalmente significa “ver“, porque el que ve, recibe lo que el hombre “da“, y ahora la pregunta seria, que es “d“?, de quien se recibe lo que no se ve? La respuesta indicará si vives en la verdad para recibir vida o si vives en la mentira para recibir muerte. Cristo es la “vid” de la vida y nuestro Padre Celestial es el alfarero. Todo lo que se ve es temporal y lo que no se ve es eterno.

La verdad es una palabra que camina unida a otros valores, entre ellos: la honestidad, la fe, la fidelidad, la confianza, la lealtad y el conocimiento; pero es alcanzada cuando ponemos a trabajar la lógica, el análisis, la moral y la voluntad, para poder lograr el entendimiento y discernimiento que involucra el razonamiento. La verdad conjuga dos verbos: el ver y el dar. El ver, ejecuta la acción en el presente y el dar, en el futuro, porque Dios nos dará vida eterna. El hombre no puede descubrir por sí mismo, lo que le traerá el futuro.

La verdad es un tema concerniente al alma, por eso es sinónimo de vida, porque la vida es Dios y sus juicios se basan en la verdad. Es una virtud moral; es un concepto que debe estar arraigado en el corazón de cada ser humano, porque es en el corazón donde Dios habita. La verdad tiene una estrecha relación entre lo que se dice, lo que se cree y lo que en realidad es, y determina si lo que crees, aunque no lo ves, te dará la vida.


Verdad es ver y decir lo que es, sin temor a las consecuencias y mentir es ocultar la verdad por temor a las consecuencias. La verdad no se haya en el presente porque vivimos en la mentira y el engaño, sino en el futuro, donde Dios manifiesta a través de las Sagradas Escrituras las promesas de vida, que son eternas. La muerte actúa en nosotros para darnos vida y es cuando comienza el viaje hacia la verdad. La muerte es el instante donde el aliento de vida sale del cuerpo para volver a Dios


La verdad de los hechos, depende de la experiencia que cada ser humano vive, pero muchas veces nos dejamos llevar, y solo creemos lo que el hombre dice. El hombre estudia y analiza la ciencia y los resultados siempre son reconocidos como válidos, porque proceden de una investigación científica, pero cuando se comete un error y el mundo lo apoya, este no necesariamente se convierte en verdad porque los demás lo crean.


Dios no es una ciencia, es la verdad revelada en la Creación y la vida del hombre. El camino, es llevar el cuerpo por una línea recta entre la mente y el alma. Desde el punto de vista religioso, la verdad se interpreta con lo que dice la Biblia, no se puede comprobar porque los hombres de ciencia han ocultado y manipulado la verdad para engrandecer su ego y defender sus propios intereses, contribuyendo a que la mentira a medida que se sostiene, se vuelva creíble, dándoles explicaciones científicas a todo lo creado.


La verdad vino al mundo, fue crucificada en el siglo primero, y nadie le creyó, por eso el hombre ha sido conducido al error, viviendo en la mentira, apoderándose de una realidad que ha llevado a la vida, en una corriente que ha formado una ola gigantesca de confusión, ahogando la conciencia, matando el alma y destruyendo la vida, apartando al hombre del camino de Dios, en todas las generaciones, pero la verdad sigue siendo la voz de la conciencia, que nadie puede ver, pero muchos tratan de silenciar.


La dirección equivocada nos conduce al error, vivimos absortos en el mundo exterior y esta es la peor tragedia de la vida, ya que la verdad es todo lo que contribuye a fomentar la vida en el crecimiento espiritual. Es la conciencia del hombre que le habla a sí mismo, es la voz de alerta de nuestro propio interior. Cuando creemos tener la verdad, debe haber una concordancia entre lo que pensamos, decimos y hacemos, para llevar la vida en armonía y paz.


El camino correcto nos lleva a la verdad, nos lleva a la vida, y la mentira confunde el camino a la verdad que nos da la vida. Errar el camino significa perder la vida antes de conocer la verdad. Si no conocemos la verdad no podemos encontrar el camino que nos lleva a la vida, que es eterna; porque la vida del hombre es receptiva a los estímulos del mundo en el que vive, y va a depender de la manera como reaccionemos a ellos.


El camino hacia la vida tiene dos puertas: la ancha, por donde muchos entran, pero es un camino que lleva a la perdición, y la estrecha, es el camino angosto que lleva a la vida, y pocos la hallan. Debemos pedirle al Todopoderoso que nos ayude a encontrar la puerta estrecha ya que el hombre no puede recibir nada, que no le sea dado del cielo. Al encontrar y entrar por esta puerta, descubriremos la verdad del que nos ha dado la vida.


El objetivo de Dios para que busquemos la verdad es darnos vida en abundancia, ya que la vida es el tiempo transcurrido entre el nacimiento y la muerte y nosotros elegimos como vivirla, porque Dios nos creó con la capacidad de administrar nuestros valores internos para que los adaptemos de forma positiva al mundo exterior. Es la manifestación del amor de Jesucristo que aumenta nuestra luz interior, pero a nosotros nos corresponde discernir, porque para cada asunto hay un tiempo y un proceder.


Dios es un Dios vivo, portador de la paz, el orden, la verdad y la justicia. Es la fuente de la vida. El hombre, al alejarse de la verdad ha cooperado muy de cerca con el mal, alejando todo lo bueno; está a favor de la injusticia y el abuso de poder. El poder desmedido del hombre destruye el alma, pero el Poder de Dios destruye al hombre cuando vive con el corazón vacío. Ningún hombre que busque la verdad y ame a Dios, puede conformarse con la injusticia y permanecer indiferente ante lo que es mentira.

El momento cuando comienza la vida, pertenece a Dios, porque Él es el dador. Así como el nacimiento de un nuevo ser, cuando sale del vientre de la madre, la vida brota desde el interior. Nadie puede saber como es que crecen los huesos dentro de la mujer encinta, porque nadie puede observar el camino del Espíritu. Es el aliento de vida que luego se va escapando del ser humano poco a poco, a medida que se envejece, porque tenemos fecha de tiempo; es algo que no vemos cuando, ni como sucede, hasta que dejamos de existir, porque el Espíritu de Dios es el que da vida y también la quita.

El alimento es la principal fuente de evolución de la vida del hombre, y así como las plantas sin agua se secan y los peces no pueden vivir fuera de ella, la vida del hombre se apaga si no es alimentada con el pan espiritual; el pan de la vida que viene de Dios. La vida, así como el alma, son conceptos abstractos que pertenecen a Dios. Son bendiciones de la creación. La verdad y la vida se complementan entre si y forman una alianza.

Dependiendo de cómo este nuestra relación con Dios, encontraremos el camino para lograr el equilibrio entre la verdad y la vida. El hombre es medido de la cintura para arriba, a través de su corazón, sus pensamientos y los valores internos que le permiten adquirir los conocimientos en la vida, y lograr el desarrollo de la mente y el alma. Cuando el hombre es grande, puede ver las necesidades de sus semejantes, puede ver la verdad y reconocer lo falso; puede disfrutar de la vida, porque su ojo es bueno y es grande ante Dios; asimismo su galardón será grande en el Cielo.

Es muy importante saber la verdad con la que vivimos para descubrir y no alejarnos del fin para el que vivimos, que es la salvación del alma. Yo Soy El camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre, sino por mí (Juan 14:4-6). Para juicio he venido a este mundo. Para que los que no ven, vean; y los que ven, sean cegados (Juan 9:39). Este es el verdadero significado de vida: encontrar el camino que nos conduce a la verdad para luego obtener la vida.

Los descubrimientos y avances científicos les han dado poder al hombre para evolucionar en el mundo, donde se practica la mentira. La fe en Dios, le da poder y sabiduría al hombre para descubrir la verdad, poniendo en prioridad los valores humanos otorgados por Dios, mediante los dones espirituales que todos tenemos y pocas veces desarrollamos porque depende de nuestro ojo, del alcance de nuestra visión del futuro.

El estudio de la ciencia y la investigación tendrán su fin, así como la mentira del hombre. La verdad saldrá a la luz en el tiempo del fin y reinará el amor y la justicia de Dios; vendrá lo que es perfecto para destruir lo imperfecto, pero el desconocimiento de la verdad no te libera de la culpa. La mentira genera dudas, y el que duda se siente inseguro porque la inseguridad es falta de fe, entre lo que se cree y lo que no se ve.

Dios es siempre veraz aunque todo hombre sea mentiroso; por eso sus juicios son verdaderos, sus atributos son invisibles, pero su poder y su divinidad son eternos y están muy por encima de la mentira del hombre. El escudriña el corazón de cada individuo y sus ojos contemplan toda la tierra. El hombre vive alejado de Dios, apartado de la verdad; por eso no encuentra descanso ni quietud durante la vida, vive atrapado en la red que los que practican el mal, han tejido.

Pronto nos encontraremos cara a cara con la verdad, pero tal vez sea tarde para rogar por la vida, Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más. Pero al que no tiene, aun lo que tiene, le será quitado (Mateo 13:12). Oiréis y no entenderéis. Mirareis y no veréis. Dios se refiere con esta parábola al entendimiento de su Palabra. En este tiempo, producto de la mentira del diablo, los seres humanos tienen las mentes cerradas y los corazones endurecidos; no oyen ni ven.

El amor de Dios se manifestó sobre nosotros, al enviar a su único hijo a este mundo para que vivamos por él. Todo aquel que no lo reconozca, no es de Dios, es del anticristo, que está en el mundo. El que tiene a Dios en su corazón, tiene la verdad y la vida. En el amor no hay temor, porque el temor ve a la muerte como un castigo. El amor es el vínculo de perfección entre Dios y el hombre. Esta es la autentica belleza de la vida.

El que no siente amor por Jesucristo está bajo maldición y bajo la condenación de la ley. ! El Señor viene, busca la verdad y libérate para que tengas vida!, porque, Por causa de los elegidos, el tiempo se abreviara”. La verdad es real, y viene del Rey!.

Nota: desde el 2012 he publicado cinco libros para la honra y gloria del Señor: Condenados por la amistad, Amor en su máxima expresión, Etapas finales del tiempo, La autentica belleza y Escalera al cielo. Si te interesa leerlos puedes adquirirlos en WWW.Lulu.com/elida-perez.