miércoles, 29 de octubre de 2014

CITA IMPOSTERGABLE



Esto ha dicho el Señor de los Cielos a todos los hombres: “Un día vendrá cuando el Mensajero será entronizado, cuando el Puro será Coronado con mitras, y cuando los justos escogerán sus propios palacios. El Elegido habitará en medio de ellos, como un Padre habita con sus hijos. Bendito son los que confían en mi”.

El Señor ve nuestras vidas diarias, y desde la creación del mundo, todos tenemos una cita impostergable con Cristo. Ha sido señalado en el calendario divino un día, una hora y un año, donde la esfera de la tierra cambiará transformándose en luz y hermosura, para que los Hijos de Dios puedan mirar sobre ella con un nuevo extasiado amanecer. Los justos con aspiraciones estelares habitarán en palacios de estrellas; pero los inicuos, los seguidores de Satanás, no verán las esferas renovadas.

El Señor nos ha revelado los estatutos que debemos cumplir para estar listos el día de la cita, donde nos veremos cara a cara con Cristo, por lo que debemos examinar convenientemente las verdades que han sido reveladas. Todos hemos nacido en un cuerpo de la tierra, y a la tierra este cuerpo descenderá, dejando más allá de nosotros todo lo que perece; solo llevaremos todo lo que es de los cielos. Lo que el hombre de la tierra codicia, muere en él, esto desaparece y no es visto de nuevo. Pero  lo que los Hijos del Cielo han cultivado, el día de la cita que se aproxima rápidamente, pasará con su espíritu a la presencia de Dios.

Cuando llegue la hora, los mares, las montañas, los bosques, las estrellas, el sol y la luna dejarán de ser. Pero los hechos del hombre virtuoso nunca pasarán, y su belleza brillará eternamente. Todos los que han blasfemado, hablando de Dios en lenguaje impío, serán congregados en un territorio maldito, como ejemplo de justicia divina, porque así como en la tierra el muerto es sepultado en tumbas, para ser separado de los hombres vivos, así en el cielo, los inicuos son fétidos cadáveres, y están divididos de los puros y vivos.

Dios nunca cambia, y todas sus Promesas continuarán hasta el fin. Cuando llegue el día Secreto de la cita, a los inicuos no les será posible remontarse a la luz, y sus esencias vivientes no serán aniquiladas. Su naturaleza terrenal los arrastrará hacia abajo, viviendo en la oscuridad del fango que siempre amaron y que fabricaron para sí mismos. No podrán elevarse porque estarán cargados por sus pecados, que cuelgan como plomo sobre sus almas. El hombre justo se elevará al Sol, pero el injusto quedará por siempre atascado, hasta que llegue la destrucción final de Satanás y sus seguidores. Esta es la Ordenanza Eterna, la Ordenanza de la Naturaleza, Verdad y Justicia. La morada del impío no estará aquí para siempre, no estarán encadenados por siempre en la oscuridad, porque después que pasen mil años, hay una hora de liberación para todos, donde ellos saldrán y asumirán formas; pasarán a esfera de vida donde su comportamiento hacia Dios no habrá cambiado, y entonces vendrá la condenación eterna.

Dios es el Supremo Ser, Inefable, el Todo Perfecto, la Fuente Auto existente de Toda Existencia, que está sobre todas las cosas. Y la cita que tenemos con El, es impostergable. Él es el Bueno, la Sabiduría, la Bondad, el Principio y Fin de todos nosotros, por eso ha señalado un día para ejecutar su Justicia, porque Él es el Gobernador Soberano  del Universo. El Juez todo-perfecto y todo-conocimiento, que allegas nuestra equidad al gusano de la tierra. Antes de que llegue la hora de la cita, Cristo debe ser nuestro guía y nuestro guardián. Así como es el Hijo del Padre, también es el Padre común de todos nosotros. Perseveremos en el Señor para que podamos estar listos a su Presencia. Para que podamos caminar por sus sendas, siempre aspirando llegar a lo alto.

Quienes han desdeñado los Mandamientos de Dios, y no han ascendido en el debido tiempo, se hunden todavía más bajo, aun en una más baja profundidad, porque todos sus pensamientos fueron carnales. Lo terrenal no puede vivir en los cielos, ni puede lo celestial permanecer sobre la tierra. Por lo tanto el Señor es ofendido con este tipo de espíritu, pasando a la esfera de la devastación. Allí permanecen en viento y oscuridad hasta la consumación del Año Secreto. La sabiduría es el único esplendor, y toda la necedad es oscuridad; y toda negación de la verdad es miseria.

La sabiduría descendió una vez sobre la tierra, pero no encontró lugar donde pudiera habitar, su habitación por lo tanto está en el cielo; en el Cielo de los Cielos. Ella salió en días de antaño para habitar entre los hijos de los hombres, pero no encontró una raíz de Árbol bajo la cual proteger su cabeza. Retornó de nuevo al cielo y se sentó ante Dios. Él le dio un trono a su lado para que habitara con los ángeles de la belleza. La necedad salió e iluminó sobre la tierra, en los días después que la Sabiduría la dejó; ella encontró un lugar con los hijos de los mortales, y allí permanece por siempre. Las cosas brillantes tienen su lugar en los cielos, esperando la hora (0) para ser reveladas. Y las oscuras habitan en palacios sobre la tierra. Así de opuestos son los Dioses de los hombres, por lo que debemos elegir a quien buscar, si a la Sabiduría o a la necedad.

Reverenciar al Santo Padre debe ser el primero de todos nuestros deberes, porque esto hace al corazón puro, esto nos retiene de toda mala pasión. No debemos temer a nadie, sino a aquel que no teme a Dios. Solamente en la virtud habita la sabiduría y el rey de todos los tontos es el impío. Todo el que se adora a sí mismo, adora el infierno, pero adorar al Supremo es el cielo. A pesar de que el inicuo está en la oscuridad, para el hombre justo hay un asilo de luz, porque este no hace homenaje a lo terrenal. Si tu espíritu no aspira más allá del polvo, el futuro será como el polvo. Debemos estudiar para conocer a Dios, porque si no lo conocemos no podemos conocernos a nosotros mismos.

El libro donde están escritas las Supremas Leyes se abrirá, y todos los esplendores de los Cielos de Dios, todos los poderes que están sobre los Cielos se darán a conocer. Todos los vivientes e inteligencias puras, estarán alrededor de los Tronos de Juicios. Entonces el Día de la Consumación de la Cita habrá arribado. Las oraciones habrán sido escuchadas. La sangre de los justo no habrá sido derramada en vano, y los invariables atributos de Dios pronunciarán la perdición del opresor. Entonces se levantará la fuente de Justicia, la Fuente desde los manantiales de Sabiduría, donde el sediento beberá y gozará del Conocimiento Divino.

No podemos detenernos en la esplendidez obscura de los atractivos de la tierra, porque ellos atrapan al espíritu puro enredándolo para siempre en destrucción. Elevémonos hacia el Cielo de Dios, al paraíso de belleza donde Dios habita, en donde ningún engaño es encontrado, sino que todo es resplandecientemente amoroso. No busquemos la oscuridad si queremos ser herederos del Cielo, sino apresurémonos a buscar la siempre permanente luz. La que se irradia delante del Divino Padre, el que nos da un espíritu de razón para que seamos libres de mundanidad y pecado. Veneremos al Señor y caminemos en sus santas Leyes. Adoremos solamente a Dios, porque es el único donde la Verdad permanece.

Si todos conociéramos lo que viene después, podríamos retraernos con temor al pecado. Dios es un reluciente espejo, en el que el Universo toma imagen, y las más pequeñas cosas o el pecado de la humanidad, es reflejado allí  en clara luz. Esperemos un poco y en corto tiempo veremos todo como en un libro escrito, porque la hora que Dios ha designado será revelada. El oro y la plata no servirán, ni una espada de hierro o bronce podrán defendernos, ni cobre,  ni ningún metal, aun cuando el inicuo ponga sus esperanzas en esto. Preparémonos para el día de la cita, donde lo mortal se cubrirá de inmortalidad, y lo corrupto de incorruptibilidad. No esperes más para buscar a Cristo, porque la cita es impostergable. Por lo tanto, meditemos prolongadamente sobre todo lo sagrado, porque este será un encuentro que en su Alta Presencia deberíamos reverenciar, y sentir una Solemne influencia con este hecho, que en cualquier momento puede suceder para ver llegar al Emperador de la Tierra. Todo será consumado!.

sábado, 4 de octubre de 2014

SIN MISERICORDIA



Una palabra que llega a nuestra mente, especialmente cuando estamos frente a algún evento incomprensible para el ser humano, y que sin lugar a dudas nos hace pensar que es obra de ese Ser Divino que nos observa, es  la  “misericordia”. Pero, ¿entendemos realmente lo que esta palabra significa?. ¿Crees que con la situación actual del mundo, Dios puede continuar siendo misericordioso con el hombre?. Quizás muchos no lo sepan, pero la misericordia de Dios terminó en el 2004. Desde entonces estamos viviendo sin misericordia. En Génesis 5, podemos encontrar la historia de los primeros diez patriarcas, descendientes de Adán. Para mencionar algunos: Jared, tenía 162 años cuando nació su hijo Enoc, y después de este nacimiento vivió 800 años más, y tuvo otros hijos e hijas, y murió a los 962 años. Su hijo Enoc, tenía 65 años cuando nació su hijo Matusalén (el hombre más longevo de la antigüedad), porque murió a los 969 años. Después que nació Matusalén, Enoc anduvo con Dios 300 años, y desapareció de la tierra, porque Dios se lo llevó sin conocer la muerte.

Dios es el dueño del tiempo, y nada sucede por casualidad. Las edades de los hombres de la antigüedad, que se revelan en las Sagradas Escrituras, no fueron puestas para adornar la Biblia, o llenar espacio con esta información. Todo lo que está escrito, tiene un por qué y encierran mensajes entre líneas del Señor, porque lo que en verdad Él nos quiere decir no está expresado de manera evidente, y hay que discernirlo con la luz del Espíritu Santo. Y otras veces, hay que realizar un análisis profundo para desentrañar el mensaje. El Señor con su infinita sabiduría utilizó esta estrategia con la intención de motivar el interés en el estudio de las Escrituras, y dar entendimiento a quien a Él le plazca darlo.

Enoc fue el séptimo hijo de Dios después de Adán, y es el único hombre que menciona la Biblia que ascendió al cielo sin ver la muerte, a excepción del profeta Elías, que también desapareció en un torbellino. Con la diferencia de que antes de Enoc desaparecer de la faz de la tierra, fue llevado a los cielos por ángeles mandados por el Señor, para darle a conocer su nuevo nombre (Angel Metatrón), al momento de ser exaltado en el cielo. Para explicarle su traslado y transformación de ser humano a ángel. Además, con el propósito de explicarle el funcionamiento de los cielos, la creación del mundo, los misterios astronómicos y el calendario, y tambien mostrarle el destino de las almas humanas al morir (justos e inicuos), para que se lo anunciara a sus descendientes, después de un descenso milagroso a la tierra por 30 días mas, y una nueva ascensión al Paraíso, para que hablara a sus hijos del Apocalipsis, antes de ser llevado definitivamente a la eternidad. 

Entre otras cosas se le mostró que la misericordia de Dios terminaría antes del fin de la humanidad. Antes de Enoc ser llevado a la presencia de Dios, que está en el décimo cielo, y haciendo su recorrido por el séptimo, en el año 500 de Enoc, en el séptimo mes, y en el decimocuarto día (500+7+14=17), un temblor estremeció el cielo, y el ángel Uriel le dijo a Enoc que no tuviera miedo, que eso significaba que ese día, la misericordia de Dios había terminado. El hombre fue creado en el sexto día, de 7 consistencias divinas, y se le permitió vivir en este mundo durante 7 tiempos. Siete tiempos en el calendario profético es igual a 360x7=2520 días, que sumados sería igual a 9. Y este cálculo es parte de la profecía de los 1,260 días reveladas en el libro de Daniel y Apocalipsis, que se desglosa de la siguiente forma: un tiempo es igual a 360 días=9, dos tiempos es igual a 720 días=9, y medio tiempo es igual a 180 días=9, que sumados entre sí es igual a: 360+720+180= 1,260 días, y si este resultado lo sumamos, también es igual a 9. Todas las cosas de Dios son perfectas, y lo quiero demostrar con el siguiente ejemplo: 360x7=2,520. 720x7=5,040. Y 180x7=1,260. Si sumamos por separado los resultados de todos los tiempos, todas las cantidades dan 9, que significa el Poder de Dios, y si este número lo sumamos o multiplicamos con los tres tiempos, el resultado seria 27, lo que sumado sigue siendo 9.

Cercano está el día en que no se contará más; el tiempo se detendrá, y no habrá más días, ni noches, ni horas, ni meses, ni semanas. El año en realidad tiene 364 días, y los 4 días adicionales son las estrellas que dirigen las estaciones y los meses. A medida que el tiempo pasa, se van acortando los días y las noches. La Palabra de Dios dice que cuando el tiempo del fin esté cerca, por causa de los elegidos, el tiempo se acortará. La luna cambiará su órbita, y los guías que dirigen el tiempo alterarán el orden de las estaciones y la luz del sol. Los hombres quedarán confundidos en todos sus caminos, y sus pensamientos estarán equivocados. ¿No estamos viviendo actualmente bajo estas condiciones? Estoy completamente segura que sí. Necesitaríamos estar ciegos y sordos para no darnos cuenta de lo que pasa en el mundo. 

Apocalipsis 10 nos habla de la apertura del libro profético que está en el cielo, y en el versículo 6, del mismo capítulo, el Señor nos dice claramente que el tiempo no será más, sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él esté por tocar la trompeta, el misterio de Dios se cumplirá, como él lo anunció a sus siervos los profetas. Apocalipsis 11:2, nos habla del patio exterior del Santuario de Dios, que fue dado a los gentiles (los que no son judíos), y estos pisotearán la ciudad santa durante 42 meses. 42 meses en el tiempo de Dios, es igual a: 42x30=1,260 días, y ambas operaciones, también suman 9. Los dos testigos, son los dos olivos y los dos candeleros que están ante el Dios de la tierra. Estos tienen poder para cerrar el cielo, para que no llueva en los días que profeticen, y tienen poder de convertir el agua en sangre, y de herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.

¿Por qué la misericordia de Dios terminó en el 2004?, es muy sencillo de entender, aunque primero debo explicar que la matemática de Dios, no resta ni divide, solo multiplica y suma. Además, de que los números de por sí, tienen un gran significado que nos ayudan a comprender los mensajes de Dios. Una de las revelaciones que el Señor me hizo en el 2012, fue, que cuando el pecado en la humanidad llegara a 10 (el décimo cielo es la casa de Dios), ese será el momento en que Cristo se despojará de sus vestiduras sacerdotales para regresar de nuevo a este mundo. Y que como el pecado en la humanidad está aumentando más cada día, eso sucederá hacia o antes del 2017 (sumados entre sí sería 10). Pero volviendo a lo de Enoc, quiero hacer una sencilla operación aritmética, para que podamos entender mejor porque estamos viviendo sin misericordia. El ángel le mostró a Enoc que él tendría 500 años cuando sucedió el temblor en el cielo, que indicaba el fin de la misericordia de Dios. Si volvemos a Génesis 5:23, vemos que Enoc fue llevado al cielo por el Dios invisible cuando tenía 365 años de edad, igual al número de días que tiene un año, en el calendario del hombre. Si restamos los 500 años de la visión de Enoc, a la edad que realmente desapareció de la tierra, la diferencia seria 135 años, que sumados serian 9, donde el poder de Dios queda de manifiesto una vez más.


El significado de los números me fue revelado bajo la dirección de Dios, en el 2012, y este análisis lo hice en el 2013, con la ayuda del Espíritu Santo, y después de haber leído el libro de los secretos de Enoc, donde revela estos datos. Si al año 2013, le restamos  los 9 años transcurridos entre la visión de Enoc y su muerte, el resultado es 2004, que sumados sería igual a 6, y este es el número que identifica al hombre, a la raza humana (ver Apocalipsis 13:18). Estamos en el 2014, y si le restamos el 2004, el resultado seria 10,  que marca el fin de la tolerancia de Dios al pecado del hombre. De otra forma, si al 2014 le restamos los 9 años, el resultado seria 2005, que sumados entre sí, serian 7, y este es el número que identifica a Cristo. Todo lo que viene de Cristo tiene que ver con el número 7, y lo podemos comprobar en la Biblia. Es el día que Dios descansó de su obra, después de crear los cielos y la tierra. 

El gran cielo contiene 532 años (sumados 10), y multiplicado seria 532x7=3,724 días, que sumados son 16. Esta cantidad indica: 1 (Dios), 6 (hombre) fin entre el cielo y la tierra. En el tiempo de Dios seria 3,724 días entre 360 del año profético, igual a 10. Apocalipsis 20:6 dice claramente, que los justos reinarán con Cristo después de la primera resurrección, y serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él durante mil años. Mil años, es un día para Dios, y un siglo para el hombre son 100 años, lo que sería 1000 entre 100=10 años terrenales que Satanás estará solo y encadenado, rodeado de cadáveres, y no encontrará a quien tentar hasta que se cumplan los mil años. Al finalizar este tiempo, será la segunda muerte de los perdidos y su destrucción final junto con Satanás.

Por último, el Espíritu Santo me reveló que el fin de la humanidad será cuando el pecado en la tierra llegue a 10 en el cielo, por ende, podemos confirmar que será antes del 2017, porque 2017, sumado entre sí, es igual a 10. Notemos también, que 365 días que tiene un año (edad de Enoc cuando fue llevado al cielo), es igual a 14, y  962 años que tenía  Jared, su padre terrenal, cuando murió, es igual a 17, cuya diferencia es 3, que fueron los años que Enoc caminó con Dios después del nacimiento de su hijo Matusalén, además de que es el número que representa al Espíritu Santo. No podemos olvidar que para Dios un día es como mil años. Si el  hombre más viejo de la antigüedad murió a los 969 años, y su padre Enoc fue transportado vivo al cielo cuando tenía 365 años, la diferencia son 604 años, que sumados es igual a 10. El cero no tiene ningún valor, y significa hora desconocida de la llegada de Cristo. El 2, significa las dos muertes anunciadas en el  libro de Apocalipsis.

No tenemos que ser eruditos en la materia, ni tener el cerebro de Pitágoras, para observar y comprender lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Estamos viviendo sin la misericordia divina, sin conciencia, sin sentir compasión el uno por el otro, y sin amor. Los actos violentos del hombre, los crímenes, la descomposición social, los episodios de cóleras e ira desatados en los hogares entre padres e hijos, escuelas, lugares públicos, iglesias, etc., provocando muchas veces la muerte de personas inocentes, así lo demuestran. Son innumerables los casos que vemos y oímos a diario de sucesos alarmantes causados por el comportamiento desenfrenado del ser humano. La juventud está totalmente descarriada. No se respeta a nadie ni a nada, solo caminamos en el mundo como robot, con el alma hueca, sin practicar ninguna virtud, como si todos tuviéramos el cerebro fundido. La misericordia es una virtud divina. Es la disposición de Dios a la compasión del hombre, y se manifiesta en bondad, asistencia al necesitado, especialmente de perdón y reconciliación. Tener un corazón solidario con todo aquel que tenga necesidad. Todo el que desee disfrutar de la misericordia de Dios, debe buscarlo con buena disposición de corazón y abandonar los malos caminos y pensamientos perjudiciales que nos dañan a nosotros mismos  y afectan a los demás.

La verdadera misericordia debe brotar del corazón, pero el hombre lo ha endurecido con su egoísmo y vanidad. Dios es misericordioso, pero este trato no implica que apruebe el mal, ni perdone al malvado si no se arrepiente de corazón. Esta es una cualidad de Dios, por la cual perdona las faltas y remedia las penas de sus hijos, permitiendo que Su justicia no nos castigue como merecen nuestros pecados, y que en vez de ello nos conceda el perdón que de ninguna manera nos hemos ganado. Dios no nos debe nada a nosotros. Al contrario, nosotros estamos en deuda con Dios, porque todo el bien que experimentamos, es el resultado de su Gracia, la que muchos han rechazado. Merecemos que Dios nos castigue en el juicio divino, pero si recibimos a Jesucristo como nuestro Salvador, recibiremos la Gracia soberana que Dios otorga a toda la humanidad, independientemente de su condición espiritual ante la misericordia de Dios. El pecado acarrea miseria y muerte, por eso Dios incluyó a todos los hombres en la desobediencia para usar con todos, misericordia. Pero el amor de Dios mora en los que practican misericordia, siguiendo los pasos de Cristo. Los actos de Jesús en esta tierra fueron ejemplos que tradujeron la misericordia divina, porque manifestaba compasión y bondad en forma general a las multitudes que lo seguían.

La misericordia implica un profundo sentimiento de benevolencia, de amor personal y gratuito hacia Dios y nuestro prójimo. Un sincero deseo de prestar ayuda y protección eficaz al que lo necesite. Es una virtud que engendra una escala de sentimientos de bondad, ternura, paciencia y compasión, con una gran disposición de perdonarnos y perdonar, para poder ser perdonados por Dios. Pero sobre todo, debemos sentir el deseo ardiente de arrepentirnos de nuestros malos actos para que Dios pueda darnos un trato misericordioso en el juicio final. Aunque estemos viviendo sin misericordia, todos seremos juzgados individualmente y Dios no dará por inocente al culpable. Ya estamos siendo juzgados en el cielo, y cada uno de nosotros ya hemos recibido el veredicto final que indica si hemos sido salvados o condenados.

No todos tendran el valor para ver y soportar el último éxodo de la tierra que esta por sobrecogernos, por lo que a muchos, especialmente niños y ancianos, el Señor los pondrá a dormir. Recordemos que Dios es un Dios de orden. Solamente estamos a la espera de ver la llegada de Cristo para saber a cuál grupo pertenecemos. Si a los de derecha que ascenderán con los ángeles al cielo para el encuentro con Jesús, o a los de izquierda, que son los obradores de maldad que el Señor desechará de su lado, Porque según como hayamos vivido, así seremos juzgados. El pecado no fue enviado por Dios a la tierra sino, es el hombre que lo ha creado al desobedecer las leyes. Y bajo una gran maldición caerán aquellos que lo cometan, porque los pecadores mueren en medio de la prosperidad y la opulencia. Si deseas alcanzar misericordia, sigue las reglas de Dios. Sal del error, y observa el tiempo. Dios no está limitado absolutamente por nada y, por lo tanto, es infinito en relación al espacio e inmenso en el tiempo, porque para Él, es eterno!. La pronta llegada de Cristo, es una realidad inminente e ineludible!. Recuerda que Dios no tendrá misericordia con el impío, y que estamos al final del camino, porque el tiempo está agonizando. Amén.