martes, 13 de marzo de 2012

EL BAUTISMO Y NUESTRA RELACION CON CRISTO








Cuando yo era un bebé, fui bautizada, para librarme del pecado original,
con el que se supone nací. Me compraron una batita blanca, me eligieron un
padrino y una madrina, me  tomaron en brazos  boca arriba, por mi frente
derramaron agua bendita, y fui bautizada. Yo no tenía la capacidad para
entender lo que estaban  haciendo conmigo.

Sabias?. El bautismo infantil no es bíblico, porque hay ciertas condiciones
que hay que cumplir para ser bautizada (o), por ende, un bebé no las puede
comprender. La persona que desea ser bautizada necesita:

               

-          Ser enseñada (o).
-          Creer y arrepentirse.
-          Abandonar su pasada vida de pecado.

                                                                                      
El bautismo es una palabra griega que significa, sumergir, inmergir, introducir
bajo el agua. En el verdadero bautismo bíblico, la persona es  sumergida debajo
del agua por completo, de espalda, con el rostro hacia arriba, luego se levanta
del agua. Esto es un acto simbólico que representa  la muerte  de tus pecados y
un nuevo nacimiento como cristianos, porque ahora el Espiritu de Dios mora en
nosotros. Es un testimonio público de un cambio de vida y de la unión de nuestra
vida con Cristo.

Cristo fue bautizado a los  treinta años de edad, no cuando era niño. El camino
hacia las aguas del bautismo fue recorrido por Cristo y él nos acompaña cuando
le seguimos. Cuando llegamos a ser creyentes es porque hemos  aceptado a
Cristo como nuestro Salvador. Hemos creído que Cristo es el Hijo de Dios y
confesamos nuestros pecados y los abandonamos. Entonces él nos perdona.

En 2 Corintios 5:17 dice: “Si alguno está en Cristo,  nueva criatura es;  las
cosas viejas pasaron; he aquí todas las cosas son hechas nuevas”.

Cuando Jesús estuvo conversando con Nicodemo aclaró, que la conversión
significa un nuevo nacimiento. Jesús respondió cuando se le preguntó  como
podríamos salvarnos: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere
otra vez, no puede ver el reino de Dios.” Juan 3:3. Lucas 18:13, 14.

Deseas ver el reino de Dios?. Ya sabes lo que tienes que hacer.