martes, 14 de mayo de 2013

LAS ULTIMAS DIEZ SEMANAS DEL MUNDO


                                  LAS ULTIMAS DIEZ SEMANAS DEL MUNDO

             El libro de Enoc, el Profeta, versión del texto etíope de R.H. Charles.

Lo que digo a continuación fue extraído del libro arriba indicado, y son las revelaciones de Enoc, hechas  a sus hijos, de lo que pasará en el fin del mundo en las últimas diez semanas.  Quiero corroborar lo que el Espíritu de Dios me reveló a mí, en abril/2012, sobre el fin del mundo. Claramente me dijo: cuando el pecado en la humanidad llegue a 10, vendrá el fin. Y como el pecado se está sumando cada día más, esto sucederá  hacia o antes del 2017.
Enoc era hijo de Caín. Y a Enoc le nació Irad, que fue padre de Mehujael,  y Mehujael fue padre de Metusael, y Metusael fue padre de Lamec. Enoc, es descendiente de Set, los hijos de Lamec. Enoc tenía 65 años cuando nació su hijo Matusalén, y Matusalén tenía 187 años cuando nació su hijo Lamec, y después vivió 782 años más, lo que en total Matusalén  vivió 969 años. Lamec tenía 182 años cuando le nació Noé. Después que nació Noé, Lamec vivió 595 años más y murió a los 777 años (tiempo perfecto de Dios). El diluvio fue en el año 600 de la vida de Noé. El mundo actual está reservado para ser destruido con fuego.
Enoc fue el séptimo desde Adán, y caminó con Dios por 300 años. Luego ascendió al cielo sin ver la muerte. Subió al cielo y le fue revelado todos los misterios de la tierra y el cielo, viajando por los cuatro puntos cardinales de la tierra. Hizo varias anotaciones donde revela su experiencia. Y en visión, antes de partir a los 365 años de edad, los Santos Ángeles le hablaron de lo que sucederá al final del tiempo:
Sí, Yo Enoc, lo manifestaré (a ellos), hijos míos: según lo que me ha aparecido en la visión celestial, y de lo que he sabido gracias a las palabras de los ángeles santos, y de lo que he aprendido de las tablas celestiales. Y Enoc comenzó a hablar según sus libros y dijo:

“Fui el séptimo hijo y nací durante la primera semana, cuando aún perduraban la justicia y el castigo. Después de mí, en la segunda semana, surgirá una gran iniquidad, y manará la falsedad, y allí sucederá el primer fin, y allí se salvará el primer hombre; y después que esto termine, florecerá la injusticia, y las leyes se promulgarán en beneficio de los pecadores. Y después de la tercera semana, cuando esta termine, se elegirá a un hombre para que sea la fuente del juicio de la justicia, y sus descendientes se convertirán en la fuente de la justicia para la eternidad.

Después de la cuarta semana, al fin de esta, se verán las visiones de los santos y de los justos, y para ellos se promulgarán leyes y normas durante todas las siguiente generaciones. Y después de la quinta semana, al fin de esta se construirá la casa del dominio y de la gloria para la eternidad. Y después de la sexta semana, todos los que en ella vivan quedarán cegados, y los corazones de todos ellos abandonarán impíamente la sabiduría, y en ese momento un hombre ascenderá y a su lado, la casa del dominio arderá con fuego, y todas las razas de los elegidos serán dispersadas. Y después durante la séptima semana, una generación de apóstatas nacerá, y muchas serán sus acciones, y todas sus acciones serán apostasía. Y al final de todo eso se elegirá al justo de la fuente eterna de la justicia, para recibir siete veces las instrucciones referidas a toda Su creación. La Única voz del Único Santo. Jesucristo.

                                              LAS ÚLTIMAS TRES SEMANAS

Y después de esto habrá otra semana, la octava que es la de los justos, y a estos se le entregará una espada para que puedan juzgar a los opresores, y a los pecadores se le pondrá en manos de los justos. Y a fin de esta semana conseguirán sus moradas gracias a su justicia, y para gloria del Gran Rey se edificará una casa por los siglos de los siglos. Y toda la humanidad seguirá la senda de la rectitud. Y después durante la novena semana, el juicio de los justos quedará revelado para todo el mundo, y todas las acciones de los impíos desaparecerán de la tierra, y el castigo del mundo será la destrucción.
Y después, en la décima semana de la séptima era, se celebrará el gran juicio eterno, en el que Él ejecutará su venganza sobre ángeles. Y el primer cielo se partirá y desaparecerá, y nacerá un nuevo cielo, y todos los poderes de los cielos emitirán una luz siete veces más fuerte. Y después se sucederán muchas semanas incontables en la eternidad, todas en la justicia y la bondad, y para nunca jamás se mencionará el pecado.

Cuando Enoc tenía 500 años, en el séptimo mes, en el decimocuarto día de ese mes de la vida de Enoc, un poderoso temblor estremeció al cielo de los cielos, y  los elementos fueron sacudidos. Las huestes del Altísimo y los ángeles, y miles de multitudes innumerables quedaban inquietas, llenas de desasosiego. Y la Cabeza de los Días estaba sentada en el trono de Su gloria, y los ángeles y los justos  permanecían de pie alrededor de Él. Miguel le dijo a Enoc: Hasta ese día ha durado Su misericordia, pues Él ha sido misericordioso y se ha compadecido de aquellos que moran en la tierra. Cuando venga el día, el poder, el castigo, y el juicio que el Señor de los Espíritu ha preparado para aquellos que niegan el juicio justo, y para aquellos que toman Su nombre en vano, ese día está preparado, para los elegidos, un pacto, pero para los pecadores una inquisición. Y ese día se separaron los dos monstruos, uno femenino llamado “Leviatán” que mora en los abismos del océano y sobre las fuentes de las aguas, y el masculino “Behemoth”, que ocupa con su pecho un desierto baldío llamado “Diudain”, que está al oriente del jardín donde moran los elegidos y los justos, y donde mi abuelo fue elevado, el séptimo desde Adán, que es el primer hombre que creo el Señor de los Espíritus.

El Libro de Enoc, en todas sus versiones forma parte de los libros apócrifos, esto es, de aquellos textos atribuidos a personajes ilustres más que a su verdaderos autores (que normalmente son desconocidos) y que están excluidos del canon del Antiguo y Nuevo Testamentos. Aunque no siempre fue así. Durante los primeros siglos del cristianismo, los Padres de la Iglesia veneraron mucho el Libro de Enoc. Y se consideró uno de los testigos de la “Revelación”, porque “ascendió al cielo en una nube”. Sin embargo a finales del siglo IV, El Libro de Enoc se consideraba herético y la ortodoxia lo condenaba. El texto original estaba escrito en lengua semítica, probablemente en una mezcla de hebreo y araneo, que, posteriormente se tradujo al griego. Este libro data de los siglos primero y segundo antes de Cristo y su contenido se utilizó ampliamente tanto en los Evangelios como en los Hechos de los Apóstoles, sobre todo en los títulos del Mesías: Cristo (el Ungido), el Justo, el Elegido  el Hijo del Hombre. Enoc desapareció de la corriente principal del cristianismo hacia el 500 d.C. y pasarían casi mil trescientos años más antes de que el libro volviese y los eruditos pudiesen valorar de nuevo su importancia.

Existió un libro llamado “Libro de los secretos de Enoc”, que estaba circulando por Europa oriental en una traducción al eslavo del siglo XIV. El texto original no se conoce, pero se supone estaba escrito en griego.

Enoc fue el padre del longevo Matusalén, y cuando aún vivía fue llevado al “Tercer Cielo” y le fueron mostrados los secretos celestiales, de los cuales tomó notas. Viajó por los siete cielos y se le mostró cómo funciona el tiempo, y donde muere. Los libros de Enoc fueron apocalípticos judíos, esto es textos que proclaman desvelar el futuro y revelar los secretos que están ocultos habitualmente al ojo del hombre.

Estamos viviendo en días proféticos. Tantos los que se mencionan en el Libro de Daniel y en Apocalipsis. En la visión de  Daniel, el Ángel le dice: “Será por un tiempo, dos tiempos y la mitad de un tiempo. Y cuando se acabe de quebrantar el poder del pueblo santo, todo esto sucederá” (Daniel 12:7). Apocalipsis habla de la mujer encinta que huye al desierto, a un lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten durante 1260 días (Apocalipsis 12:6). Mil doscientos sesenta días, es igual a 70 semanas, a 490 años y a 180 días. Eje: 70x7=490 años, 180x7=1,260 días. Un tiempo es igual a 360 días, dos  tiempos es igual a 720 días, y medio tiempo, es igual a 180 días. En total serian estas tres cantidades 1,260 días. Esto significa que el mundo está viviendo la parte final del Apocalipsis. Nos faltan  menos de  1,260 días, porque  un día para Dios es igual a 1 año. El conteo regresivo será, cuando la iglesia católica emita el “decreto”, donde Dios probará a todos los fieles e infieles. Los Ángeles le mostraron a Enoc que la misericordia de Dios  terminó cuando Enoc tenía 500 años. En el séptimo mes y en el décimo cuarto día (14). Si estamos en el 2013 y  le restamos los 500 años, el resultado seria 1,513, que suman 10 días en el calendario de Dios, que no es igual al del hombre. 1,513 días menos los 1,260 días de las profecías, seria 253 días, sumados es igual a 10. La matemática y el tiempo de Dios son infalibles.

Después que Enoc vio todo y lo entendió, siete ángeles lo depositaron en frente de su casa para que atestiguara todas estas cosas a su hijo Matusalén, y para que les mostrara a todos sus hijos que nada que nazca de la carne es justo a los ojos del Señor, pues Él es su Creador. Los ángeles le dijeron, te dejaremos un año con tu hijo, hasta que les de tus (últimos mandamientos), para que así pueda enseñarlos a tus hijos y anotarlos, y prestar testimonio de ellos ante tus hijos, pero en el segundo año te separaran de ellos. Que tu corazón sea fuerte, pues el bien anunciará la justicia de los buenos; y los justos se regocijarán con la justicia, y se felicitarán los unos a los otros. Y en esos días dejaron de hablarme, me reuní con mi pueblo, alabando al Señor del mundo.

Dios creo al hombre y le dio el libre albedrío, y solo se puede conseguir la salvación eligiendo las acciones justas, que están ejemplificadas en el Hijo del Hombre: solo los justos verán la luz. La elección es nuestra.


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