Todos los que
acepten la doctrina del advenimiento de Cristo sentirán la necesidad de
arrepentirse y humillarse ante Dios. Muchos aún están indecisos entre seguir la
conducta del mundo o elegir a Cristo, pero es tiempo de decidirse porque el
tiempo es muy corto. La tierra está
retrocediendo y el Espíritu de Dios hace un llamado ardiente a todas las almas
pecadoras, a fin de que se arrepientan y preparen para el gran día del Señor.
Los que amamos verdaderamente al Señor debemos recibir el advenimiento de
Cristo con gozo y esperanza, pero los que no aman al Señor desean que no
regrese y por ende prefieren ignorar esta realidad, pero Cristo volverá con poder
y gloria a redimir a los que creen, se han arrepentido y tienen fe. Todas las
cosas eternas tienen una extraordinaria realidad sustentada en las Sagradas
Escrituras y el Espíritu de Dios
descansa en ellas para ser reveladas a todo aquel que sienta interés en conocer
las verdades divinas.
La
proclamación de la venida de Cristo debería ser en nuestros tiempos como lo fue
cuando los ángeles anunciaron a los pastores el nacimiento de Jesús, el Mesías,
el Redentor del mundo, anunciado antes de nacer a través de un mensaje
celestial. Cristo ha declarado que antes de su segunda venida el mundo caerá en
la incredulidad y la apostasía. Dios ha soportado mucho nuestras maldades,
nuestras transgresiones y nuestros pecados, pero el tiempo se ha cumplido y la
llegada del reino de Dios es inminente. Siglos tras siglos Dios ha dirigido el
mundo a través de los apóstoles y profetas, y sus mensajes desde la antigüedad
han sido recibidos con incredulidad y falta de fe, pero todo se ha cumplido de
forma precisa y en el tiempo anunciado que sucedería. En nuestros tiempos
tenemos un día fijado para ver la llegada del Señor, y todo ojo lo verá. No
podemos huir ante esta realidad, sino permanecer fieles en el Señor.
Antes de la
llegada del diluvio, Noé llamó al pueblo
a arrepentirse, anunció el propósito de Dios para ofrecerles la oportunidad de
salvarse, porque la tierra sería destruida con una lluvia incesante que duro 40
días y 40 noches, pero el mensaje fue considerado ridículo, porque nunca antes
había llovido y por eso no lo creyeron. Muchos ridiculizaron a Noé y se rieron mofándose
de su mensaje con burlas. Lo consideraron fanático y loco, cuando estaba
construyendo el arca de acuerdo a las
instrucciones dadas por Dios. El pueblo siguió corriendo tras los placeres del
mundo y andando en sus malos caminos. El mensaje de Noé era verdadero, pero lo
creyeron y entendieron cuando vino el diluvio y se los llevo a todos, pero ya
era demasiado tarde y la puerta del arca fue sellada por los ángeles, salvando
solamente a Noé y su familia. Asimismo como en los tiempos de Noé será la
segunda venida de Cristo. En nuestros tiempos reina la incredulidad, la
inmoralidad y la injusticia, por eso Cristo vendrá a castigar a la humanidad.
El día del gran juicio final ya está fijado. A pesar de las maldades del mundo
y de los deseos de Satanás para impedir que la Palabra de Dios sea aceptada,
Dios sigue utilizando a sus escogidos para advertir a la humanidad de su pronta
llegada.
El Señor
no ha revelado el día y la hora exacta
de su regreso, pero será antes del 2017, a la hora que no pensamos y en el día
que no esperamos. Este mensaje me fue revelado por el Espíritu de Dios, aunque
el Señor sabía que no me creerían. Las razones del por qué me eligió a mí para
dar esta noticia, solo El las conoce. Yo cumplo con informarlo, para el que
realmente crea y tenga fe, este preparado. Este no es un mensaje para los
impíos, sino para el creyente de las profecías. Tampoco es un mensaje para
llegar al pánico colectivo, más bien es una advertencia de amor, porque el Señor
no desea que nadie perezca, sino que procedamos a buscar el arrepentimiento. Es
lo único que pide de nosotros.
El
advenimiento de Cristo significa desgracia y desolación para los impíos y
ateos, pero para los que realmente aman al Señor y conocen su Palabra, esta
verdad es motivo de gozo, consuelo y esperanza.
Una nueva vida espiritual debe despertar a los creyentes y esforzarnos
a enderezar el camino. Los periodos proféticos resultan irrefutables, por lo
que desde la antigüedad todo se ha cumplido de forma exacta. En el libro de
Daniel, y en Apocalipsis podemos encontrar las revelaciones de lo que nos
vendrá. El 13 de Noviembre de 1833 sucedió un acontecimiento nunca visto, en la
que una lluvia meteórica de estrellas fugaces inundó el firmamento durante
horas, en los cuatro puntos cardinales de la tierra. Desde entonces no se ha
repetido algo igual. Muchos de los que tuvieron el privilegio de contemplar ese
hermoso espectáculo pensaron que se trataba del fin del mundo, pero era una
muestra del Poder del Espíritu de Dios, para dejarle saber al mundo que las profecías
se cumplirían en el tiempo fijado. El 13 de noviembre de 2013, se cumplirán 180
anos de este hecho, lo que significa que estamos viviendo el medio tiempo de la
profecía de los 1,260 días reveladas por el profeta Daniel y que se repiten en
Apocalipsis (180x7=1,260 días).
El estudio de
las profecías referente a la segunda venida de Cristo, debe despertar un
especial interés en todo creyente, porque las verdades de las Sagradas
Escrituras, están ocultas para muchos, pero los acontecimientos que sucederán
en este tiempo ya han sido anunciados a todos. El gran día del Señor se
aproxima y será un día sólo conocido por El.
Las estrellas se ocultaran, el sol retraerá su luz, los montes y colinas
se moverán, el viento se detendrá, para dar paso a la Majestad del Señor. Por
eso Apocalipsis dice: “El que lee, entienda”, pero hay muchos que no leen ni oyen,
y prefieren no hacer caso a las cosas que están escritas, negándose a reformar
sus vidas y prepararse para la venida del Hijo del Hombre, para que el Señor
los salve.
Tanto el
libro de Daniel como Apocalipsis contienen enseñanzas de suma importancia
acerca de los acontecimientos que han de desarrollarse al final de la historia
de este mundo. Pero ni siquiera los profetas comprendían del todo las cosas que
Dios les revelaba, y muchas veces su significado debía ser aclarado a medida
que las instrucciones eran dadas. Por consiguiente nosotros como hijos de Dios
tenemos el deber de escudriñar las Escrituras y no dejarnos ofuscar por las
opiniones humanas. Todas las profecías fueron inspiraciones del Espíritu de
Dios para nuestras generaciones. Debemos aferrarnos al amado Maestro con total afecto, sin miedo,
sin temor y sin dudas.
El mundo no
se siente motivado para el estudio de las profecías y esto es un esfuerzo que Satanás
hace, porque él no quiere que sepamos que la venida del Señor está muy cerca y
envuelve la verdad en el error creando confusión y arruinando las esperanzas,
por eso el hombre sigue mostrando indiferencia a la Palabra de Dios. Los que
hemos estudiado la Biblia sabemos que el reino de Satanás que existe en el
mundo subsistirá hasta el advenimiento del Señor, pero será consumido por el Espíritu de su boca y
destruido con el resplandor de su venida. Debemos darle importancia a las señales
de la venida de Jesucristo, porque son verdaderas. El vendrá en persona en las
nubes, acompañado de todas las huestes del cielo, para que vayamos a su encuentro. La tierra será sacudida y los
incrédulos e impíos correrán aterrados a esconderse de la presencia del Hijo del
Hombre, pero no habrá lugar donde nos podamos esconder, porque será un día muy
terrible.
El instigador
de todo mal trata únicamente de contrarrestar los efectos del mensaje del
advenimiento del Señor, y de destruir a todo aquel que le sirva a Cristo, pero
a pesar de toda oposición, la Palabra se cumplirá y todo sucederá como está escrito. La incredulidad del mundo
no impedirá que se realice el acontecimiento que está predicho. Así como Dios envió
a Jonás a anunciar que la ciudad de Nínive sería destruida en 40 días, así nos
avisa a nosotros que su llegada está muy cerca. El pueblo de Nínive creyó el
mensaje y todos se arrepintieron e hicieron sacrificios para que Dios no los
destruyera, y el Señor perdonó al pueblo. Tristemente, esto no se repetirá porque
en el mundo de hoy existe una ola de maldad, falta de amor y fe, que nadie cree
en nada a menos que no lo vean. Debemos darle especial atención a las Palabras
Sagradas de Dios, sobre todo en los tiempos finales que vivimos, para ser
instruidos respecto a los peligros y luchas que nos esperan. La decisión debe
ser ahora y el arrepentimiento debe comenzar hoy, porque al final el pueblo de
Dios será liberado.
"En los últimos
días------dice Dios------derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros
hijos e hijas profetizarán, vuestros jóvenes verán visiones, vuestros ancianos
soñaran sueños (Hechos 2:17). “Y haré prodigios arriba en el cielo, señales abajo en la
tierra, sangre, fuego y vapor de humo. “El sol se volverá en tinieblas, y la
luna en sangre, antes que venga el día del Señor grande y manifiesto. “Y todo
el que invoque el Nombre del Señor, será salvo. La Palabra de Dios tiene Poder!.
Arrepiéntete!. CRISTO ESTA A LAS PUERTAS DEL MUNDO.
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