viernes, 21 de noviembre de 2014

METAMORFOSIS TERRENAL



A pesar de que el hombre ha corrompido la tierra, Dios ha anunciado que en el futuro mediato habrá resurrección y vida. Todos los hijos de los hombres no perecerán, sino que algunos sufrirán una completa transformacion. Los esclavos del mal junto con los tiranos de la tierra serán destruidos, pero los buenos serán como árboles que florecen para siempre, cerca de sus fuentes o al lado de la corriente de los arroyos. Así también llegará a suceder que los impíos no verán los días de santidad, los días de belleza cuando la tierra haya completado su metamorfosis final. Se aproximan los días en que la tierra será sembrada con semillas de justicia, llenada con árboles de bendición, y cada árbol del paraíso crecerá en ella. Los sábados serán jardines de paz donde se adorará al único Dios de todos los tiempos. La tierra será purificada de toda injusticia, de toda impiedad y de toda opresión. Toda clase de contaminación perecerá de la esfera terrenal. Entonces los hijos de los hombres serán puros, y toda nación se postrará ante  Dios solamente. Cristo asumirá el Cetro y reinará la paz.

Los elementos de la naturaleza creados por Dios, son eternos. Dios no es el Sol, sin embargo Él es la belleza del Sol. Dios no es el océano, pero es Él la majestad del Océano. No es el viento, pero aun Él es la velocidad del viento. Dios no es la Luz, pero es el esplendor de la Luz; porque Él es la fuente de Todas las Cosas, de su esencia, y de lo que las hace gloriosas y divinas; de aquí que su gloria y divinidad son solo un pequeño rayo de luz que irradia a estos elementos con esas cualidades para disfrute del hombre, donde un día no muy lejano, todos podremos entender su sincronización, y contemplar su perfecto funcionamiento. El Supremo Ser es Vida, Luz y Sabiduría; una Tríada en nombre, pero uno en energía. Él ha moldeado todas las existencias y todas las cosas visibles e invisibles a partir de los meros átomos. Y de la oscuridad, turbulenta, atmósfera tormentosa, que continúa al Caos de conflictivos Poderes, El formó los luminosamente armónicos océanos de éter, dándoles calma en solemne belleza y reposo.

Este Caos de donde el universo fue formado, originalmente era vacío de forma o calidad, o energía armonizada, pero la sabiduría de Dios le dio forma y la redujo en perfecta proporciones. Cuando la armonía de los cielos emite su sonido, las estrellas, los mares, los ríos, escuchan con éxtasis, y el cielo se regocija con esta espléndida música, y la naturaleza sintoniza con los Cielos. Esta es la armonía que existe en el décimo cielo donde Dios habita, y esta misma armonía se vivirá en la tierra. Todo lo que existe no puede ser aniquilado, sino que perpetuamente sufre transformaciones; de donde se levanta todo los tipos de existencia y todas las apariencias manifestadas de la materia.  Antes que el Universo fuera formado en belleza, el Eterno espacio fue llenado con Dios; el Infinito Intelecto prevaleció por todos lados, hasta que la Mente Eterna habló. Entonces la Divina Pieza Maestra fue formada, y luego el Espíritu Luz se separó dentro de un Círculo, abrazando y englobando la poderosa grandeza de La Nueva Creación. Así de nuevo será la metamorfosis de la tierra. Todo será transformado en luz, belleza, calma, armonía y paz. El Universo será un resplandeciente lugar, llenado con ángeles visibles que brillarán dentro de las esferas donde brilla el Sol.

Aun todos estos firmamentos estrellados de bellezas que todavía podemos ver, pasarán y cesarán de ser. En días por venir, antes de la metamorfosis que sufrirá la tierra, los elementos del cielo serán cambiados por fuego, para luego ser renovados por aguas como en los tiempos antiguos. Dios saldrá de los lugares lejanos; El caminará sobre las montañas, y las montañas se harán camino bajo él, y los valles se ordenarán bajo sus pies, y los pilares de la tierra serán sacudidos; la voz del Supremo será escuchada, el poderoso cielo escuchará y temblará; el mar y las olas temblarán con terror. El Sol no será visible, la Luna también contendrá su Luz. Pero en el Cielo no habrá muerte; sino que todo será renovado y hecho más hermoso que nunca. Así como la tierra produce árboles y flores en su seno, pero en sí misma no es árbol ni flor, sino que comprende estas hermosas cosas dentro de ella en su semilla o en su florecer. Así como el mar produce conchas y flores, aun en sí mismo no es concha ni flores, sino que comprende estas hermosas cosas dentro de los azulados valles de su seno.

Dios, el Padre todo Circundante, de quien los Espíritus de toda especie proceden; de Él, en Él, a través de Él y por Él, aun completamente distintos y separados de Él, todos debemos esperar con paciencia y prepararnos espiritualmente para ver el cambio radical que sufrirá la tierra por medio de las manos del Señor Dios; poner nuestra fe en Él, como en un Padre Justo, quien da vida a cada criatura, y nunca nos desilusionará. La nueva Jerusalén, la Santa ciudad, donde habitarán todos los salvados, tiene doce puertas, y en las puertas, doce ángeles. En cada puerta está escrito los nombres de las doce tribus de Israel (Apocalipsis 21:12). Pero las doce encarnaciones de Dios son doce brillantes montañas, resplandecientes como gemas, con corazones de llama viviente, con energías sin resistencia como el fuego ardiente. Doce son las Montañas-Esferas o Montañas en la Casa del Padre, que es el Universo; en cada una de ellas asciende un Mesías, con las gloriosas huestes de sus seguidores. Hay doce Manantiales brillantes de puras aguas que envían sus aguas a doce Ríos; los doce Manantiales son espíritus de Mesías; los doce Ríos son sus evangelios. Hay un Libro de Luz en los Cielos dividido en doce capítulos; cada capítulo es el evangelio puro de uno de los Mesías encarnados. Las Leyes de Dios nunca pueden ser cambiadas aun en lo más mínimo; las leyes de la tierra son falibles y son alteradas por los hombres. El Universo será transformado, porque está escrito, y porque las Leyes de Dios son infalibles e inmutables.

No podemos olvidar que Dios es eterno. Es erróneo llamarlo sempiterno, porque el eterno nunca tuvo un principio. El sempiterno tiene un principio, pero no tiene un fin. Dios envía sus Sagrados Mensajeros de Verdad a otras esferas, así como en la esfera del hombre. Solo tenemos que mirar hacia arriba en lo alto de los cielos estrellados, para ver todos los Mesías que están en sus orbitas. En el Paraíso de Dios hay una fuente, y el Sol, nos señala el camino. Él va delante de nosotros en nuestro viaje, pero la vanidad de los hombres son ofrendas a los vientos sobre los altares al pie de las montañas donde Dios nos espera. Muchos han cavado trincheras  donde han enterrados los Mandamientos, y por eso la tierra tiene que pasar por una renovación total.

Dejemos que la Verdad de Dios se grave sobre nuestra alma, porque solo la virtud de Cristo es la que nos puede brindar la verdadera felicidad. Pero el vicio de los hombres es la miseria en todos los aspectos. Todo vicio es débil en su comienzo; pero crece hasta que es demasiado fuerte para un hombre poderoso, porque este se vuelve desvergonzado ante Dios y la Tierra. Hermoso y brillante es el camino que lleva a los cielos; un esplendor cristalino de gloria lo rodea; es un camino pavimentado de resplandeciente luz; rayos de Sol lo circundan y las estrellas lo iluminan con brillo. Pero el inicuo no ve esto; es invisible a sus sombríos ojos; este brilla majestuosamente como un Arco Iris, pero ellos solo ven oscuridad y vacío. En el nombre de Dios hay un gran misterio; por eso no es bueno pronunciarlo excepto con un propósito santo y convencimiento en el corazón. Por ende no todo el que menciona su nombre esta con El. Debemos convivir con su Espíritu y tenerlo presente en la hora de la mañana, antes de que el Sol se levante, y después que el descienda; antes de las comidas y antes del reposo.

En la metamorfosis de la tierra, el espíritu de aquel cuyas obras son hechas por amor a Dios, y que lo estima como Señor Supremo del Universo, volverá a Dios. Elevemos nuestra dignidad espiritual para poder ser transformados y bañarnos en las fuentes estrelladas de los cielos donde se bañan los espíritus de belleza para ser renovados en juventud, brillo y en todo lo que es divino. El hombre no puede hacerse a sí mismo puro, aun cuando él trabaje noche y día, pero cuando seamos transformado, sin manchas de pecado, disfrutaremos del puro amor que emana de Dios, y nos deleitaremos en el Paraíso. Seremos como los ángeles de Dios que con un soplo atraviesan la esfera terrenal, y viajan sobre el relámpago donde sea que su voluntad lo impele. Cada cosa que tiene vida viene de Dios, porque es nuestro Padre Universal; y cada esencia viviente sobre la tierra, tiene dentro de si el fuego de la vida eterna. Hay una futura esfera terrenal donde todo lo bueno vivirá en rayos de Sol, pero hay otra futura esfera, donde todo lo malo llorará en desolación. ¿Cuál esfera elegirás?.

Así como la armonía habita dentro de la flauta, así también Dios es el espíritu no visible dentro del cuerpo. El toca a las puertas del corazón para que todo aquel que desee recibirlo, pueda sentirlo. Ningún hombre puede ver la música de la flauta, pero aun ella está allí, y cuando alguien la toca, su melodía se puede sentir en la piel. También ningún hombre puede ver el espíritu, y todavía él está allí, hasta que la carne reciba la metamorfosis y podamos ver solo el espíritu, donde cada uno tomará para sí mismo la forma de existencia para la cual sus hábitos y aspiraciones lo han preparado. Antes de que se levante el Sol, que no salga de nuestra boca lenguaje vulgar, y que nuestros pensamientos mediten en la santa contemplación sobre aquel que hace al Sol levantarse. No sabemos con exactitud cuándo será el último día en que abriremos los ojos para contemplar su luz, porque tendrá primero que oscurecerse totalmente, para dar paso a los días perfectos  que se vivirán por toda la  eternidad!. Cristo viene muy pronto, más de lo que todos piensan, y bienaventurados serán todos los que desde ahora tomen la decisión de buscarlo. Aleluya!

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