domingo, 9 de noviembre de 2014

NIVELES DEL UNIVERSO



                               (Basado en libro Apócrifo Enoc 3)


A través de las sucesivas generaciones que ha tenido el Universo, el hacedor de la hechura del mundo, ha tenido una gran paciencia con la raza humana, otorgándoles grandes bendiciones a sus Hijos. Pero hay una gran variedad de obras realizadas por el hombre, que no pasan desapercibidas ante los ojos de Dios. Algunos espíritus de los cielos han transgredido, y cuando el orden de las cosas a través del Universo haya envejecido, debilitado y decaído, los juicios de Dios caerán sobre los hijos de la carne que están sobre la tierra. Los hijos del mal perecerán para dar paso a una raza correcta, justa y pura. La esfera del Universo no quedará solitaria, porque cuando todo sea hecho de nuevo, el bien establecerá su posteridad para siempre. Dios dará a cada alma una recompensa equivalente a su obra, y el que ahora está reinando en la tierra, no será un soberano en el cielo. El que ha mendigado, no mendigará en el espíritu, porque todos seremos iguales, y estaremos a un mismo nivel.

Tres órdenes de vida hay en el Universo: Vida Celestial, Espiritual y Material. La vida Celestial pertenece a los inquilinos del Cielo que habitan próximo a Dios. Pero estos espíritus son puros y desprovistos de carne; ellos son de innumerables rangos y grados, y de acuerdo a su belleza es su lugar, y de acuerdo a su perfección es su belleza. Toda vida material es impura; sus estados y grados son sin número, de acuerdo al temperamento del principio animante, y a la forma en que desean desarrollarse. Espíritus que crecen impuros, con pensamientos inicuos están incapacitados  para vivir en el éter de los Cielos; ellos caen directamente en el espacio como una piedra cae a través del aire, hundiéndose a través de inmensas distancias en el caos. Y ansiosamente desean tener algo tangible para salvarse de más degradación y de la agonía de su eterno error.

Los espíritus impuros desean tomar forma en armonía con su naturaleza, y construyen para sí mismos cuerpos, movidos hacia eso por un instinto eterno que opera dentro de ellos por Ley Universal. Así las razas de los hombres se forman a sí misma, habiendo sido espíritus caídos preexistentes, quienes entran en la carne de forma sutil e invisiblemente, y en el vientre entretejen para sí el cuerpo. De ahí, que sin darnos cuenta el espíritu del mal se va multiplicando en la humanidad. Estos espíritus usan el material a mano, fabricando órganos para si por instinto, y en la hora elegida son nacidos en la forma que ellos mismos han formado, porque el hombre no da vida al hombre, sino solo es el medio de desarrollar vida, y cada espíritu que ahora vive de forma humana fue el escultor  de su propio cuerpo y sus órganos.

La creación de Dios es perfecta, por lo tanto El no hace al hombre mal formado congénitamente, sino que estos espíritus, en su afán por el saber, fabrican órganos que lo degradan y son imperfectos a causa de su inexperiencia y falta de sabiduría. Los hombres de ninguna manera difieren de otras criaturas vivientes, salvo solamente en la naturaleza de su espíritu; para algunos ellos son inferiores, pero para otros superiores; pero el mismo principio de la vida los anima a todos. Y toda vida es desarrollada en el mismo modo por el instinto del espíritu entretejiendo a sí mismo una forma; como la araña forma una tela que ningún hombre puede hacer, y como el caracol hace un caparazón que ninguna mano puede imitar. Los espíritus que niegan a Dios caen en la más baja oscuridad, y a pesar de que Dios es el amor Universal, el mal, en todos los lugares y en todos los tiempos llega a ser el propio vengador sobre el cuerpo, el espíritu y el alma de los rebeldes que desaparecen de la esfera terrenal sin buscar el arrepentimiento.

Todos los espíritus de las esferas sub-celestiales son invisibles hasta que ellos asumen sus manifestaciones; ellos son eternas esencias y poderes que necesitan una forma para ser su medio de desarrollo. Los dioses que brillan debajo de los tronos, requieren un medio para hacer su brillo visible, y cada uno hace este medio por sí mismo en exacta conformidad con su naturaleza. Así es con todos los otros espíritus; quienes para que ellos puedan ser visibles y vivir en sus círculos, deben poseer una forma adaptada, a esos círculos, y si ellos pierden sus formas no pueden vivir más allí. Dios hace sus maravillosas obras a través del medio denominado El Primer Nacido. Este es el espíritu de Dios que eternamente renueva Todas las Cosas. Así como la vida del hombre es sostenida siempre por el aire fresco y perece si no lo recibe, así almas y espíritus perecen si la Verdad (que es su vida) no es renovada en ellos.

De la misma manera que cuando el cuerpo del hombre falla y muere, no puede vivir más sobre la tierra, sino que debe ir a otro lugar, así es como cada otro espíritu desarrollado transmigra con las fallas de su forma, y estas formas cada uno las fabrica en correspondencia con la naturaleza de sus deseos. Hay espíritus que asumen un desarrollo puro y otros impuros, así como las labores para llevar a cabo sus anhelos. Pero si la naturaleza crece demasiado hermosa para la forma, y demasiado elevada para la esfera en la cual vive; esta hace a un lado esa forma y deja esa esfera, y ascendiendo más alto, asume una más alta forma; Pero si la naturaleza crece demasiado impura para la forma, y llega a ser demasiado grosera para la esfera en la cual esta vive; esta deja a un lado esa forma, y deja esa esfera; y agonizante desciende a una forma más baja. Esto es así con las razas de la humanidad, que son los espíritus haciéndose a sí mismos visibles por un medio, y dicho medio son sus cuerpos carnales, a los cuales ellos son unidos por el principio del alma, la cual significa el vínculo o ligamento que une el espíritu al cuerpo, y cuando estos ligamentos son disueltos entonces sobreviene la muerte y la separación del cuerpo y el espíritu.

De aquí los varios poderes y energías del hombre; sus cambiantes pasiones e inclinaciones, infundido, no por Dios en el momento creador, sino por los espíritus a sí mismo en sus órganos. Porque así como ellos se desarrollan a sí mismo en precisa conformidad con sus temperamentos, aspectos, y tendencias, cada energía que está en el cerebro del hombre es ubicada allí solo por sí mismo. Dios es justo, e injusto seria si diera a los hombres diferentes poderes; para favorecer a algunos y defraudar a otros; darle un poderoso intelecto a uno, y conferir un débil entendimiento a otro. Dios no produce estos perjuicios; sino es como se hace a si mismo cada hombre; y algunos son altos y otros son bajos, causado porque sus espíritus son grandes o bajos. Si el espíritu se hace más noble que un hombre, deja a un lado su cuerpo y abandona la tierra; el asciende a un orden superior de existencia y asume el desarrollo allí dentro. Pero si se hace más bajo que un hombre, entonces vaga en la oscuridad y decae más bajo hasta que llega dentro de La Ley Cíclica.

Dios le ha dado a cada hombre un ángel guardián de la conciencia, el cual le dice lo que es correcto, y se rebela cuando pensamos en el mal. Pero muchos no se dejan dirigir, alimentándolo de la basura de la tierra. Este anhelo del espíritu por ser libre anticipa la disolución de esta vida para liberarse del cuerpo mortal que es su cadena, y pasar su espíritu inmortal a una existencia diferente de la que poseyó antes. Todo lo que existe en la tierra es material, y el hombre que vive apegado a lo terrenal, expone su alma a la perdición. Aquellos espíritus cuyas manos producen iniquidad, y trabajan para producir maldad, tienen allí el fruto de sus labores. El pecador come de sus propios crímenes, siendo cadáveres ante el Señor de la Vida, porque han perecido de la faz de la naturaleza hasta que su simiente perezca de la tierra. Si abandonamos todas las cosas terrenales y  entregamos nuestra entera naturaleza a la búsqueda de lo espiritual, nuestra alma será iluminada y nuestro espíritu participará de la Sabiduría de Dios. El hombre es espíritu, alma y cuerpo; tres propiedades en una apariencia; pero su parte espiritual es inmaterial e imperecedera, y su parte corporal es mortal. La aromática esencia, que es el alma intermedia, participa de lo terrenal y de lo celestial; esta sobrevive la tierra, y transmigra a una más alta esfera, pero no puede entrar sin la ayuda de Cristo a lo que es más alto.

En los últimos días, cuando el Espíritu Santo adquiera la figura de Cristo, el Señor saldrá desde los cielos para poner en vigor sus Leyes. Los hacedores de iniquidad serán barridos lejos y perecerán bajo la faz del Sol. Cada torre indigna hecha por el hombre se desmoronará y será quemada. El arado esparcirá sus ruinas y muchos caerán en un juicio de muerte. Todos los espíritus de maldad serán investidos de oscuridad y confusión, expulsados de la divina presencia de Dios. El hombre justo se levantará como si fuera de un sueño. Y la Casa del Gran Rey y Juez del Universo se levantará en majestad para siempre. Los vestidos de vida estarán con el Señor de los Espíritus con pura túnicas de eterna luz. En la presencia del Señor no existirá el envejecimiento, ni disminuirá el esplendor de los redimidos. Cuando los primeros cielos pasen, un nuevo Cielo aparecerá en su lugar, y los justos brillarán con una luz siete veces mayor, en la eterna Majestad del esplendor de Dios.

No debemos afligirnos a causa de los tiempos, porque hay un periodo escrito para todas las cosas, sino ceñirnos y levantarnos al verdadero bien, con virtud, santidad y amor. El amor descenderá en una lluvia de luz sobre aquel que ama verdaderamente, siendo su camino como senda de rosas, donde caminaremos en eterna luz del Sol con místicas visiones del Espíritu Santo. Debemos meditar sobre esto, para darle forma a todas nuestras acciones, porque hay un Poder Soberano y un Dios que ha hecho los Cielos y la Tierra que forman el Universo. Hizo los Océanos y la fuerza de los Vientos, y dio su luminosidad a los relámpagos. El Universo que ha sido una exhalación de Dios, gradualmente ha crecido en su perfecta belleza, en millones de ciclos de años, por las leyes de gravedad, fluidez y fuerza centrífuga. Pero ahora, con esa misma exhalación, Dios hará un nuevo Cielo y una nueva Tierra donde todo será perpetuo.

Obliguémonos a nosotros mismos a practicar la integridad, no aproximándonos con doblez de corazón. No andemos con mentes dobles, ni con lengua de escorpiones, sino perseveremos solo en lo justo, en lo real, teniendo la Verdad del Señor como única compañera ya que ella es un ángel de los cielos, y derribará a los pecadores desde sus raíces. Que el temor a Dios sea en todas nuestras obras para que recibamos las ganancias sin mucho esfuerzo. No nos levantemos con el Sol, ni nos acostemos con la Luna, sin inclinarnos a darle las gracias al Santo Nombre de Dios, el más grandioso de los Espíritus, y la más exaltada de todas la inteligencias. La primera en las esferas celestiales, y la fuente de todo lo Bello y Santo que existe en el nivel Celestial y Espiritual del Universo!.


No hay comentarios:

Publicar un comentario