LA ALIMENTACION
IDEAL
Cuando Jesús
estaba predicando en esta tierra, llegaron a él ciertos escribas y fariseos de Jerusalén,
y le preguntaron: ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los
ancianos?. ¿Por qué no se lavan las manos antes de comer?. El respondió: ¿Por qué
también vosotros quebrantáis el Mandamiento de Dios por vuestra tradición? “Porque
Dios manda: Honra a tu padre a tu
madre”. Y “el que maldiga a su padre o a su madre, debe ser muerto”. “Pero
vosotros decís: El que diga a su padre o a su madre: Todo aquello con que pueda
ayudarte, es ofrenda mía dedicada a Dios. “No deberá socorrer a su padre o a su
madre”. Así habéis invalidado el Mandamiento de Dios por vuestra tradición. “Hipócritas!
“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. “En
vano me honran enseñando como doctrina mandamientos de hombre”.
Entonces
llamando a la gente hacia sí, Jesús dijo: “Oíd y entended. “Lo que entra en la
boca no contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso contamina al
hombre”. “Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada.
“Dejadlos. Son ciegos, guías de ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los
dos caen al hoyo”. “No comprendéis que todo lo que entra en la boca, va al estómago,
y después se elimina fuera del cuerpo”. “Pero lo que sale de la boca, viene del
corazón, y eso contamina al hombre. “Porque del corazón salen los malos
pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos
testimonios y las calumnias. “Esto contamina al hombre, pero comer con las
manos sin lavar no contamina al hombre”.
En esta
parábola, Jesús se refería a la pureza y limpieza del corazón. De todo lo que hablamos
y de lo que hacemos, porque “de lo que está lleno el corazón habla la boca”. No
dijo que podemos comer todo tipo de animales, aves y reptiles, como muchas
personas han interpretado y por eso consumen todo tipo de carne animal y aves,
sin tomar en cuenta las palabras de Dios según las Escrituras, donde nos
explican cuáles son los animales terrestres limpios y comestibles. Uno de los
animales prohibidos por Dios es el cerdo. No olvidemos que cuando Jesús llegó a
la región de los Gadarenos, se encontró con un espíritu que habitaba en los
sepulcros. Era un hombre con un espíritu impuro y nadie lo podía sujetar, ni
aun con cadenas. Nada lo dominaba, porque aunque lo ataban varias veces con
cadenas y grillos pesados, todos los rompía. Día y noche andaba dando voces por
los montes y los sepulcros, hiriéndose con las piedras. Pero cuando vio a Jesús,
reconoció que era el Hijo del Dios Altísimo, y corrió hacia él, rogándole que
no lo atormentara, porque Jesús le decía: “Sal de este hombre espíritu impuro”.
Cuando Jesús le preguntó su nombre, respondió: “Me llamo Legión, porque somos muchos”, y le rogó con insistencia que no lo enviara lejos de esa región. Cerca de allí había una gran piara de cerdos y los demonios le rogaron: “Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos”. Y Jesús les permitió. Y esos espíritus salieron del hombre y entraron a los cerdos, que eran como dos mil. Y la piara se lanzó al mar desde un despeñadero y en el mar se ahogaron. El hombre que vivía atormentado por el demonio, quedó libre y Jesús lo envió a su casa para que le contara a los suyos las grandes cosas que el Señor había hecho y cómo tuvo compasión de él. Y todos quedaban maravillados.
Cuando Jesús le preguntó su nombre, respondió: “Me llamo Legión, porque somos muchos”, y le rogó con insistencia que no lo enviara lejos de esa región. Cerca de allí había una gran piara de cerdos y los demonios le rogaron: “Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos”. Y Jesús les permitió. Y esos espíritus salieron del hombre y entraron a los cerdos, que eran como dos mil. Y la piara se lanzó al mar desde un despeñadero y en el mar se ahogaron. El hombre que vivía atormentado por el demonio, quedó libre y Jesús lo envió a su casa para que le contara a los suyos las grandes cosas que el Señor había hecho y cómo tuvo compasión de él. Y todos quedaban maravillados.
Claramente el
Señor nos dice en Levítico 11, cuales son los animales limpios y cuáles son los
impuros. Podemos comer cualquier animal rumiante de pezuña hundida, a excepción
del Camello, porque rumia pero no tiene pezuña
hundida y es un animal impuro, así como la liebre, el tejón, y el cerdo, porque
tiene pezuñas hundidas pero no rumia. De este último nos dice: “No comeréis su
carne, ni tocareis su cuerpo muerto”. Lo tendréis por impuro. El factor
principal para que Satanás atrape al hombre ha sido la desobediencia a Dios, por eso, el
consumo de carnes en general, es la causa principal de muchas enfermedades. Específicamente
la carne de cerdo, que es muy nociva para el cuerpo. Dios nunca se
equivoca por eso nos prohíbe comer esta
carne. No es un Mandamiento, pero al consumirla estamos desobedeciendo a Dios.
Nuestro cuerpo es el Templo del Espíritu Santo, y debemos alimentarlo solamente
con comidas saludables y limpias. Generalmente cuando estamos enfermos, lo
primero que los médicos prohíben es el consumo de carnes rojas y prescriben una
dieta en base a frutas, semillas, vegetales y verduras. Por eso las personas más
longevas son las que llevan una alimentación sana y evitan el consumo de todo
tipo de carnes.
Las Sagradas
Escrituras también nos hablan de los animales acuáticos de mar o de rio. Solo debemos
consumir los animales que tienen aletas y escamas, “Pero los reptiles y
animales acuáticos que no tienen aletas ni escamas, lo tendréis por abominación”.
La langosta de mar es consumida por el hombre, pero Dios nos dice que podemos
consumir la langosta en forma de insecto, no la langosta acuática. De los
insectos alados que anden sobre cuatro patas, solo se pueden consumir los que
tienen además otras patas para saltar con ellas. Dios llama aves abominables al
águila, el avestruz, el pelícano, la lechuza, la gaviota, el búho, la cigüeña,
toda especie de garza, y el murciélago. De todos los animales cuadrúpedos, también
son impuros los que caminan sobre la planta de sus pies. De los reptiles que se
arrastran por el suelo, son impuros: la comadreja, el ratón, y las ranas y
todas sus variedades, el erizo, el cocodrilo, el lagarto, la lagartija y el camaleón.
“Todo reptil que se arrastra sobre el suelo es abominación. No se comerá. “No comáis ningún animal que se arrastra sobre su vientre, o que tenga cuatro o más patas y que se arrastre sobre el suelo”. “No os ensuciéis con ningún reptil que se arrastra, no os contaminéis con ellos, ni seáis impuros por ellos”. -----Así dice el Señor-------“Esta es la ley acerca de los animales, de las aves, de todo ser acuático y de todo reptil; “para que distingáis entre lo puro y lo impuro, entre los animales que se pueden comer y los que no se pueden comer”.
“Todo reptil que se arrastra sobre el suelo es abominación. No se comerá. “No comáis ningún animal que se arrastra sobre su vientre, o que tenga cuatro o más patas y que se arrastre sobre el suelo”. “No os ensuciéis con ningún reptil que se arrastra, no os contaminéis con ellos, ni seáis impuros por ellos”. -----Así dice el Señor-------“Esta es la ley acerca de los animales, de las aves, de todo ser acuático y de todo reptil; “para que distingáis entre lo puro y lo impuro, entre los animales que se pueden comer y los que no se pueden comer”.
En nuestros
tiempos, el hombre come de todo, desde culebras, gatos, perros, todo tipo de insectos, aves y animales acuáticos,
además de todo lo que se le ocurre inventar. Algunos han llegado al canibalismo,
practicado en algunos actos religiosos-satánicos. La langosta, los camarones y los
cangrejos fueron creados para limpiar el mar, para comer todas las impurezas de
las aguas, no para el consumo del hombre. Muchas personas no lo saben, pero
esos camarones que algunos encuentran tan sabrosos, tienen un alto nivel de
colesterol que a largo plazo pueden causar enfermedades cardiovasculares. Debemos
tener mucho cuidado cuando visitamos algunos restaurantes, porque no sabemos lo
que estamos comiendo, y nos pueden dar a comer gato por liebre. El hombre ha
perdido la conciencia y muchas veces se sacrifican animales enfermos para el
consumo humano. Animales que han sido torturados, o tienen alguna enfermedad, y
para aprovechar sus carnes lo sacrifican
sin pensar en el daño que le pueden hacer al consumidor. Cabe señalar también las
condiciones de insalubridad en que muchas veces las carnes son conservadas, y
otras veces se consumen carnes que ya están casi en estado de descomposición,
afectando nuestra salud.
La Triquinosis
es una infección causada por el consumo de carne mal cocinada o cruda y que contienen
quistes (larvas o gusanos), que pueden encontrarse en carnes como el cerdo, el
oso, el zorro, el caballo, el león y la rata. Si se consume carne de un animal
infectado, estos parásitos se incuban en los intestinos del ser humano y migran
a través de la pared intestinal hacia el torrente sanguíneo, permaneciendo
durante años. Los gusanos invaden los tejidos musculares, incluyendo el corazón,
afectando también los pulmones y el cerebro. En estos casos la infección se
considera grave y puede ser difícil de tratar, incluso el paciente puede morir.
Los comerciantes violan con frecuencia las regulaciones existentes sobre el
consumo de animales domésticos y sobornan a las personas que ejecutan las
inspecciones para el procesamiento de carnes para que guarden silencio. No
podemos olvidar que el cerdo come de todo: lombrices, animales muertos, basura
y también a otros cerdos. Es omnívoro,
pero no hace distinción de lo que está limpio o sucio, come en el mismo lugar
que defeca e incluso se come su propio excremento y el de otros, por eso las
pocilgas siempre tienen un hedor a descomposición. Por todas estas razones Dios
prohíbe consumir su carne, porque el que come cerdo, también come ratón.
El libro de
Apocalipsis narra que cuando llegue el tiempo del fin, y el ángel del Señor haga sonar la quinta trompeta, subirá del pozo
del abismo un gran humo como de un horno que oscurecerá el sol y el aire. Y del
humo saldrán langostas sobre la tierra, con poder como el que tienen los
escorpiones sobre la tierra. No dañarán la hierba de la tierra, ni cosa verde
alguna, ni ningún árbol; sino solo a los hombres que no tengan el sello de Dios
en sus frentes. “Y se les dio poder para no matarlos, sino para atormentarlos
durante cinco meses”. Y su tormento será como el de la picadura de un escorpión
cuando hiere a un hombre. En esos días los hombres buscarán la muerte, y no la hallarán;
desearan morir, y la muerte huirá de ellos.
El profeta
Juan dice que Las langostas de la visión eran semejantes a caballos preparados
para la guerra. El poder estaba en sus bocas y en sus colas, porque sus colas
eran como serpientes, tenían cabezas y con ellas dañaban. Sobre sus cabezas tenían
como coronas de oro, y sus caras eran como caras de hombres. Tenían cabello
como cabello de mujer, y dientes como dientes de león. Tenían corazas como
corazas de hierro. El ruido de sus alas eran como el estruendo de carros con
muchos caballos que corren a la batalla. Y su rey es el ángel del abismo, cuyo
nombre en hebreo es Abadón, y en griego (destructor). Dicen las profecías que
este será el primer “ay”, pero aun faltarán dos más. El sexto ángel tocará la
trompeta para que los cuatro ángeles que están sujetos al rio Éufrates sean
sueltos, ya que están preparados para el día, la hora, el mes y el año, para
matar a la tercera parte de los hombres.
El resto de
los hombres que no sean muertos por estas plagas, no se arrepintieron de la
obra de sus manos, para dejar de adorar a los demonios, las imágenes, y obedecer
a Dios. Tampoco se arrepintieron de sus homicidios, hechicerías, fornicación y
hurtos, por eso serán destruidos cuando se abra el libro profético y la rueda
del tiempo llegue a su fin, porque el tiempo no será más, sino que en los días de
la voz del séptimo ángel, cuando el esté por tocar la trompeta, el misterio de
Dios se cumplirá, como él lo anunció a sus siervos los profetas, y como está
escrito desde la creación del mundo. La séptima trompeta es el anuncio del
reino de Cristo y reinará para siempre junto a los santos, sus siervos los
profetas y a los que veneraron su Nombre, pequeños y grandes. El final del
tiempo casi se ha cumplido. Es momento de arrepentimiento y obediencia. Dios es
Santo y todo el que ame a Cristo y le sea fiel, será santificado en el día del
juicio final. Cuidemos nuestros cuerpos como Dios manda y viviremos más felices
y saludables cumpliendo con la voluntad de nuestro Padre. Si amamos a Dios, también
debemos rendirle obediencia a Su ley y Sus mandatos. No vivamos de acuerdo a la
tradición de los hombres, sino de acuerdo a los mandatos divinos.
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