viernes, 6 de septiembre de 2013

LA ALIMENTACION IDEAL


                                              LA  ALIMENTACION  IDEAL

Cuando Jesús estaba predicando en esta tierra, llegaron a él ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, y le preguntaron: ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos?. ¿Por qué no se lavan las manos antes de comer?. El respondió: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el Mandamiento de Dios por vuestra tradición? “Porque Dios manda: Honra a tu padre  a tu madre”. Y “el que maldiga a su padre o a su madre, debe ser muerto”. “Pero vosotros decís: El que diga a su padre o a su madre: Todo aquello con que pueda ayudarte, es ofrenda mía dedicada a Dios. “No deberá socorrer a su padre o a su madre”. Así habéis invalidado el Mandamiento de Dios por vuestra tradición. “Hipócritas! “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. “En vano me honran enseñando como doctrina mandamientos de hombre”.

Entonces llamando a la gente hacia sí, Jesús dijo: “Oíd y entended. “Lo que entra en la boca no contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso contamina al hombre”. “Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada. “Dejadlos. Son ciegos, guías de ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caen al hoyo”. “No comprendéis que todo lo que entra en la boca, va al estómago, y después se elimina fuera del cuerpo”. “Pero lo que sale de la boca, viene del corazón, y eso contamina al hombre. “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las  fornicaciones, los robos, los falsos testimonios y las calumnias. “Esto contamina al hombre, pero comer con las manos sin lavar no contamina al hombre”.

En esta parábola, Jesús se refería a la pureza y limpieza del corazón. De todo lo que hablamos y de lo que hacemos, porque “de lo que está lleno el corazón habla la boca”. No dijo que podemos comer todo tipo de animales, aves y reptiles, como muchas personas han interpretado y por eso consumen todo tipo de carne animal y aves, sin tomar en cuenta las palabras de Dios según las Escrituras, donde nos explican cuáles son los animales terrestres limpios y comestibles. Uno de los animales prohibidos por Dios es el cerdo. No olvidemos que cuando Jesús llegó a la región de los Gadarenos, se encontró con un espíritu que habitaba en los sepulcros. Era un hombre con un espíritu impuro y nadie lo podía sujetar, ni aun con cadenas. Nada lo dominaba, porque aunque lo ataban varias veces con cadenas y grillos pesados, todos los rompía. Día y noche andaba dando voces por los montes y los sepulcros, hiriéndose con las piedras. Pero cuando vio a Jesús, reconoció que era el Hijo del Dios Altísimo, y corrió hacia él, rogándole que no lo atormentara, porque Jesús le decía: “Sal de este hombre espíritu impuro”.

Cuando Jesús le preguntó su nombre, respondió: “Me llamo Legión, porque somos muchos”, y le rogó con insistencia que no lo enviara lejos de esa región. Cerca de allí había una gran piara de cerdos y los demonios le rogaron: “Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos”. Y Jesús les permitió. Y esos espíritus salieron del hombre y entraron  a los cerdos, que eran como dos mil. Y la piara se lanzó al mar desde un despeñadero y en el mar se ahogaron. El hombre que vivía atormentado por el demonio, quedó libre y Jesús lo envió a su casa para que le contara a los suyos las grandes cosas que el Señor había hecho y cómo tuvo compasión de él. Y todos quedaban maravillados.

Claramente el Señor nos dice en Levítico 11, cuales son los animales limpios y cuáles son los impuros. Podemos comer cualquier animal rumiante de pezuña hundida, a excepción del  Camello, porque rumia pero no tiene pezuña hundida y es un animal impuro, así como la liebre, el tejón, y el cerdo, porque tiene pezuñas hundidas pero no rumia. De este último nos dice: “No comeréis su carne, ni tocareis su cuerpo muerto”. Lo tendréis por impuro. El factor principal para que Satanás atrape al hombre ha sido la desobediencia a Dios, por eso, el consumo de carnes en general, es la causa principal de muchas enfermedades. Específicamente la carne de cerdo, que es muy nociva para el cuerpo. Dios nunca se equivoca  por eso nos prohíbe comer esta carne. No es un Mandamiento, pero al consumirla estamos desobedeciendo a Dios. Nuestro cuerpo es el Templo del Espíritu Santo, y debemos alimentarlo solamente con comidas saludables y limpias. Generalmente cuando estamos enfermos, lo primero que los médicos prohíben es el consumo de carnes rojas y prescriben una dieta en base a frutas, semillas, vegetales y verduras. Por eso las personas más longevas son las que llevan una alimentación sana y evitan el consumo de todo tipo de carnes.

Las Sagradas Escrituras también nos hablan de los animales acuáticos de mar o de rio. Solo debemos consumir los animales que tienen aletas y escamas, “Pero los reptiles y animales acuáticos que no tienen aletas ni escamas, lo tendréis por abominación”. La langosta de mar es consumida por el hombre, pero Dios nos dice que podemos consumir la langosta en forma de insecto, no la langosta acuática. De los insectos alados que anden sobre cuatro patas, solo se pueden consumir los que tienen además otras patas para saltar con ellas. Dios llama aves abominables al águila, el avestruz, el pelícano, la lechuza, la gaviota, el búho, la cigüeña, toda especie de garza, y el murciélago. De todos los animales cuadrúpedos, también son impuros los que caminan sobre la planta de sus pies. De los reptiles que se arrastran por el suelo, son impuros: la comadreja, el ratón, y las ranas y todas sus variedades, el erizo, el cocodrilo, el lagarto, la lagartija y el camaleón.
“Todo reptil que se arrastra sobre el suelo es abominación. No se comerá. “No comáis ningún animal que se arrastra sobre su vientre, o que tenga cuatro o más patas y que se arrastre sobre el suelo”. “No os ensuciéis con ningún reptil que se arrastra, no os contaminéis con ellos, ni seáis impuros por ellos”. -----Así dice el Señor-------“Esta es la ley acerca de los animales, de las aves, de todo ser acuático y de todo reptil; “para que distingáis entre lo puro y lo impuro, entre los animales que se pueden comer y los que no se pueden comer”.

En nuestros tiempos, el hombre come de todo, desde culebras, gatos, perros,  todo tipo de insectos, aves y animales acuáticos, además de todo lo que se le ocurre inventar. Algunos han llegado al canibalismo, practicado en algunos actos religiosos-satánicos. La langosta, los camarones y los cangrejos fueron creados para limpiar el mar, para comer todas las impurezas de las aguas, no para el consumo del hombre. Muchas personas no lo saben, pero esos camarones que algunos encuentran tan sabrosos, tienen un alto nivel de colesterol que a largo plazo pueden causar enfermedades cardiovasculares. Debemos tener mucho cuidado cuando visitamos algunos restaurantes, porque no sabemos lo que estamos comiendo, y nos pueden dar a comer gato por liebre. El hombre ha perdido la conciencia y muchas veces se sacrifican animales enfermos para el consumo humano. Animales que han sido torturados, o tienen alguna enfermedad, y para aprovechar sus carnes  lo sacrifican sin pensar en el daño que le pueden hacer al consumidor. Cabe señalar también las condiciones de insalubridad en que muchas veces las carnes son conservadas, y otras veces se consumen carnes que ya están casi en estado de descomposición, afectando nuestra salud.

La Triquinosis es una infección causada por el consumo de carne mal cocinada o cruda y que contienen quistes (larvas o gusanos), que pueden encontrarse en carnes como el cerdo, el oso, el zorro, el caballo, el león y la rata. Si se consume carne de un animal infectado, estos parásitos se incuban en los intestinos del ser humano y migran a través de la pared intestinal hacia el torrente sanguíneo, permaneciendo durante años. Los gusanos invaden los tejidos musculares, incluyendo el corazón, afectando también los pulmones y el cerebro. En estos casos la infección se considera grave y puede ser difícil de tratar, incluso el paciente puede morir. Los comerciantes violan con frecuencia las regulaciones existentes sobre el consumo de animales domésticos y sobornan a las personas que ejecutan las inspecciones para el procesamiento de carnes para que guarden silencio. No podemos olvidar que el cerdo come de todo: lombrices, animales muertos, basura y también a otros cerdos.  Es omnívoro, pero no hace distinción de lo que está limpio o sucio, come en el mismo lugar que defeca e incluso se come su propio excremento y el de otros, por eso las pocilgas siempre tienen un hedor a descomposición. Por todas estas razones Dios prohíbe consumir su carne, porque el que come cerdo, también come ratón.

El libro de Apocalipsis narra que cuando llegue el tiempo del fin, y el ángel del Señor  haga sonar la quinta trompeta, subirá del pozo del abismo un gran humo como de un horno que oscurecerá el sol y el aire. Y del humo saldrán langostas sobre la tierra, con poder como el que tienen los escorpiones sobre la tierra. No dañarán la hierba de la tierra, ni cosa verde alguna, ni ningún árbol; sino solo a los hombres que no tengan el sello de Dios en sus frentes. “Y se les dio poder para no matarlos, sino para atormentarlos durante cinco meses”. Y su tormento será como el de la picadura de un escorpión cuando hiere a un hombre. En esos días los hombres buscarán la muerte, y no la hallarán; desearan morir, y la muerte huirá de ellos.

El profeta Juan dice que Las langostas de la visión eran semejantes a caballos preparados para la guerra. El poder estaba en sus bocas y en sus colas, porque sus colas eran como serpientes, tenían cabezas y con ellas dañaban. Sobre sus cabezas tenían como coronas de oro, y sus caras eran como caras de hombres. Tenían cabello como cabello de mujer, y dientes como dientes de león. Tenían corazas como corazas de hierro. El ruido de sus alas eran como el estruendo de carros con muchos caballos que corren a la batalla. Y su rey es el ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego (destructor). Dicen las profecías que este será el primer “ay”, pero aun faltarán dos más. El sexto ángel tocará la trompeta para que los cuatro ángeles que están sujetos al rio Éufrates sean sueltos, ya que están preparados para el día, la hora, el mes y el año, para matar a la tercera parte de los hombres.

El resto de los hombres que no sean muertos por estas plagas, no se arrepintieron de la obra de sus manos, para dejar de adorar a los demonios, las imágenes, y obedecer a Dios. Tampoco se arrepintieron de sus homicidios, hechicerías, fornicación y hurtos, por eso serán destruidos cuando se abra el libro profético y la rueda del tiempo llegue a su fin, porque el tiempo no será más, sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando el esté por tocar la trompeta, el misterio de Dios se cumplirá, como él lo anunció a sus siervos los profetas, y como está escrito desde la creación del mundo. La séptima trompeta es el anuncio del reino de Cristo y reinará para siempre junto a los santos, sus siervos los profetas y a los que veneraron su Nombre, pequeños y grandes. El final del tiempo casi se ha cumplido. Es momento de arrepentimiento y obediencia. Dios es Santo y todo el que ame a Cristo y le sea fiel, será santificado en el día del juicio final. Cuidemos nuestros cuerpos como Dios manda y viviremos más felices y saludables cumpliendo con la voluntad de nuestro Padre. Si amamos a Dios, también debemos rendirle obediencia a Su ley y Sus mandatos. No vivamos de acuerdo a la tradición de los hombres, sino de acuerdo a los mandatos divinos.

 

 

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