lunes, 29 de julio de 2013

POBRE NIÑO RICO



                                           EL HEREDERO DEL REINO

El mundo esperaba con gran expectativa, el nacimiento del primogénito de los príncipes de Cambridge. Sus padres, el príncipe Guillermo y Kate Middleton,  recibieron al futuro heredero de la corona británica, nacido el 22 de julio, 2013, a las 4:24 pm, pesando 8 lbs y 6 onzas, después que su madre Kate pasara más de 10 horas en labores de parto. Este nacimiento fue considerado el más importante del año, y posiblemente el más anhelado, porque el heredero, es el primer miembro de la nueva generación de reyes; por tal razón acaparó la atención de todos y fue noticia de primera plana. A este niño se le llamó Jorge Alejandro Luis, y si llega a ser adulto, será Jorge VII, futuro rey de Inglaterra, quien portará la corona inglesa. Mientras tanto se le dará el tratamiento de “Su Alteza Real”. Este acontecimiento despertó el interés de la prensa internacional, y muchos mandatarios, como el Presidente Obama y su esposa, se unieron en regocijo a este nacimiento, así como algunos famosos. Su bisabuela, la reina Isabel II fue coronada el 2 de julio de 1953, a la edad de 27 años, y lleva 60 años en el poder. Su hijo el príncipe Carlos es el siguiente heredero. Después de él, su hijo el príncipe Guillermo será el rey, y luego lo será el que acaba de nacer.

Aunque fue un nacimiento como otros tantos que suceden a diario, porque su madre tuvo que pasar por los dolores de parto, igual que toda mujer, y es un niño igual a cualquier otro, el mundo se enloquece, porque según ellos, ha nacido un futuro rey. No se trata de un niño pobre, nacido en un establo como nació Jesús, sino de un niño rico y famoso desde antes de nacer, porque nació en cuna de oro y trajo con él  una gran fortuna debajo del brazo. Todos los primogénitos son de Dios, y esto es algo que no se debe olvidar. Siempre es motivo de mucha alegría y emoción el nacimiento de un niño, pero no podemos perder la expectativa de prepararnos para recibir al verdadero Rey del universo que está por llegar. Jesús fue un niño nacido por obra y gracia del Espíritu Santo y no por una relación carnal. Nació con el título de príncipe y también le correspondía ser llamado “Su Alteza Real”, porque era el unigénito hijo del Rey. Fue sentenciado a muerte, porque era el Mesías prometido, anunciado antes de ser concebido. A la edad de 33 años y medio, lo maltratamos, burlamos, ridiculizamos, abofeteamos y crucificamos. Sin embargo, El dio su vida por cada uno de nosotros, para que tengamos vida y riqueza en abundancia, para que fuéramos herederos  de los tesoros del cielo, cuya riqueza es invaluable.

El que sigue a Jesucristo, heredará el reino y recibirá su corona, no será rey en este mundo, porque en este mundo no hay reyes verdaderos, aunque algunos crean que lo son. Todos los reyes terrenales tendrán que morir y también serán juzgados por el único Rey que nos observa, Dios. En la antigüedad hubo muchos reyes, y a todos les llegó el tiempo de partir y el reinado fue quitado. Asimismo sucederá en el siglo presente que vivimos con los reinos terrenales que quedan. Jesucristo vendrá a buscar a los herederos de su reino y a repartirnos las coronas celestiales, que nos identifican como príncipes. El Rey de Reyes y Señor de Señores, es Dios, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero, la Santísima Trinidad.

Su Alteza Real, el príncipe de Cambridge, tiene tres nombres y no es nacido del espíritu. Es solo un niño de carne y hueso, mortal igual que todos. Ni siquiera sus padres pueden tener la seguridad de que llegará a ser rey, porque esta decisión la tiene el Rey del Cielo y la Tierra, nuestro Padre celestial. Pero podemos tener la seguridad de que nuestro Rey Jesucristo, santificado y resucitado por el poder del Espíritu, vendrá a redimirnos en breve tiempo. Miremos al Dios del cielo y no a los reyes de la tierra que nada pueden ofrecer. La única heredad es celestial, porque la tierra no es nuestra, ni está a la venta. Por el aumento del pecado y la maldad, está condenada a la destrucción. Nos guste a no, todos: ricos, pobres y famosos  tenemos que partir y debemos estar preparados en Espíritu y verdad. Reyes, principados, potestades, y todas las riquezas desaparecerán de la faz de la tierra.

Cada día que pasa nos acercamos más al último y gran e importante día del Señor. Estamos más cerca del juicio y más cerca de  la eternidad, de lo que estábamos al principio. El nacimiento de Jesucristo fue tan cierto como lo es su venida. Es una fecha que está fijada sin posibilidad de cambio. No dediquemos nuestra atención, solamente a los acontecimientos del mundo por muy solemnes e importantes que sean, porque la labor abnegada de Cristo y la vida futura de los redimidos serán imperecederas igual que el oro, plata y todas las piedras preciosas. Cuando lo mortal se vista de inmortalidad, los redimidos seremos como Jesús, porque lo veremos tal cual es en su hermosura y majestad. La tierra será iluminada con Su gloria. Estaremos delante del trono, lo que significa que somos herederos del reino. Entonces podremos mirar sin velo la gloria del trono de Dios y recibir nuestras coronas de oro directamente del Rey, hechas por manos santas. Aleluya! al Dios Todopoderoso.



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