EL HEREDERO
DEL REINO
El mundo
esperaba con gran expectativa, el nacimiento del primogénito de los príncipes de Cambridge. Sus padres, el príncipe Guillermo y Kate Middleton, recibieron al
futuro heredero de la corona británica, nacido el 22 de julio, 2013, a las 4:24
pm, pesando 8 lbs y 6 onzas, después que su madre Kate pasara más de 10 horas
en labores de parto. Este nacimiento fue considerado el más importante del año,
y posiblemente el más anhelado, porque el heredero, es el primer miembro de la
nueva generación de reyes; por tal razón acaparó la atención de todos y fue
noticia de primera plana. A este niño se le llamó Jorge Alejandro Luis, y si
llega a ser adulto, será Jorge VII, futuro rey de Inglaterra, quien portará la
corona inglesa. Mientras tanto se le dará el tratamiento de “Su Alteza Real”.
Este acontecimiento despertó el interés de la prensa internacional, y muchos
mandatarios, como el Presidente Obama y su esposa, se unieron en regocijo a
este nacimiento, así como algunos famosos. Su bisabuela, la reina Isabel II fue
coronada el 2 de julio de 1953, a la edad de 27 años, y lleva 60 años en el poder.
Su hijo el príncipe Carlos es el siguiente heredero. Después de él, su hijo el
príncipe Guillermo será el rey, y luego lo será el que acaba de nacer.
Aunque fue un
nacimiento como otros tantos que suceden a diario, porque su madre tuvo que pasar por los dolores de parto, igual que toda mujer, y es un niño igual a
cualquier otro, el mundo se enloquece, porque según ellos, ha nacido un futuro
rey. No se trata de un niño pobre, nacido en un establo como nació Jesús, sino
de un niño rico y famoso desde antes de nacer, porque nació en cuna de oro y
trajo con él una gran fortuna debajo del
brazo. Todos los primogénitos son de Dios, y esto es algo que no se debe
olvidar. Siempre es motivo de mucha alegría y emoción el nacimiento de un niño,
pero no podemos perder la expectativa de prepararnos para recibir al verdadero
Rey del universo que está por llegar. Jesús fue un niño nacido por obra y
gracia del Espíritu Santo y no por una relación carnal. Nació con el título de
príncipe y también le correspondía ser llamado “Su Alteza Real”, porque era el
unigénito hijo del Rey. Fue sentenciado a muerte, porque era el Mesías
prometido, anunciado antes de ser concebido. A la edad de 33 años y medio, lo maltratamos, burlamos,
ridiculizamos, abofeteamos y crucificamos. Sin embargo, El dio su vida por cada
uno de nosotros, para que tengamos vida y riqueza en abundancia, para que fuéramos
herederos de los tesoros del cielo, cuya
riqueza es invaluable.
El que sigue
a Jesucristo, heredará el reino y recibirá su corona, no será rey en este
mundo, porque en este mundo no hay reyes verdaderos, aunque algunos crean que
lo son. Todos los reyes terrenales tendrán que morir y también serán juzgados
por el único Rey que nos observa, Dios. En la antigüedad hubo muchos reyes, y a
todos les llegó el tiempo de partir y el reinado fue quitado. Asimismo sucederá
en el siglo presente que vivimos con los reinos terrenales que quedan.
Jesucristo vendrá a buscar a los herederos de su reino y a repartirnos las
coronas celestiales, que nos identifican como príncipes. El Rey de Reyes y Señor
de Señores, es Dios, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, tres personas distintas
y un solo Dios verdadero, la Santísima Trinidad.
Su Alteza
Real, el príncipe de Cambridge, tiene tres nombres y no es nacido del espíritu.
Es solo un niño de carne y hueso, mortal igual que todos. Ni siquiera sus
padres pueden tener la seguridad de que llegará a ser rey, porque esta decisión
la tiene el Rey del Cielo y la Tierra, nuestro Padre celestial. Pero podemos
tener la seguridad de que nuestro Rey Jesucristo, santificado y resucitado por el
poder del Espíritu, vendrá a redimirnos en breve tiempo. Miremos al Dios del
cielo y no a los reyes de la tierra que nada pueden ofrecer. La única heredad
es celestial, porque la tierra no es nuestra, ni está a la venta. Por el
aumento del pecado y la maldad, está condenada a la destrucción. Nos guste a
no, todos: ricos, pobres y famosos tenemos
que partir y debemos estar preparados en Espíritu y verdad. Reyes, principados,
potestades, y todas las riquezas desaparecerán de la faz de la tierra.
Cada día que
pasa nos acercamos más al último y gran e importante día del Señor. Estamos más
cerca del juicio y más cerca de la
eternidad, de lo que estábamos al principio. El nacimiento de Jesucristo fue
tan cierto como lo es su venida. Es una fecha que está fijada sin posibilidad
de cambio. No dediquemos nuestra atención, solamente a los acontecimientos del
mundo por muy solemnes e importantes que sean, porque la labor abnegada de
Cristo y la vida futura de los redimidos serán imperecederas igual que el oro,
plata y todas las piedras preciosas. Cuando lo mortal se vista de inmortalidad,
los redimidos seremos como Jesús, porque lo veremos tal cual es en su hermosura
y majestad. La tierra será iluminada con Su gloria. Estaremos delante del
trono, lo que significa que somos herederos del reino. Entonces podremos mirar
sin velo la gloria del trono de Dios y recibir nuestras coronas de oro directamente
del Rey, hechas por manos santas. Aleluya! al Dios Todopoderoso.
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