En el mundo
existen miles de iglesias que sostienen diversas
doctrinas. Grupos de personas que se reúnen
en sábado o domingo para alabar a Dios, de acuerdo a sus creencias. Practican
diferentes religiones. Todas dicen tener
la verdad y se consideran la iglesia verdadera. Algunos hombres toman la religión
como un negocio para su lucro personal, pero la mayoría de sus seguidores actúan
por tradición, no por convicción. Otros no creen en nada, son ateos y niegan la
existencia de Dios.
Hemos visto
como a través de la historia, el mundo ha ido en decadencia. Recuerdo cuando yo
era muy pequeña y nos reuníamos después de
cenar, por las noches, a esperar la hora de acostarnos. Siempre los mayores en
sus conversaciones decían, que llegaría el tiempo en que se perderían todos los
valores del mundo. Se perdería el respeto entre padres e hijos, el amor a la
familia; el ser humano se volvería hipócrita, egoísta, injusto, avaro,
mentiroso y duros de corazón.
Indudablemente
estamos viviendo en los últimos tiempos de este mundo. Vemos a diario como la vida
se desarrolla en constante violencia, maldad, odio, venganza,
injusticia. Vivimos alejados de la fe, olvidados de Dios, sumergidos en los más
bajos instintos del ser humano. Ahora yo
me pregunto: Cómo puede esto ser posible, si tenemos miles de iglesias y
religiones en el mundo y todas dicen ser la iglesia de Dios?. Por qué no imitamos
a Cristo y practicamos su amor?, Por qué nos destruimos unos a otros a través de tantas injusticias?.
Para que una
iglesia sea considerada la iglesia de
Dios, debe enseñar y practicar, sólo lo que dice la Biblia, que es la Palabra
de Dios. Parece fácil, pero en realidad no lo es y saben por qué?, porque nos
llamamos cristianos por tradición pero no tenemos ninguna relación con Cristo, porque
cuando éramos niños, fuimos bautizados en lo que creían nuestros padres, pero sin
entender lo que hacíamos. A medida que crecemos, este acto va quedando en el
olvido. No nos informamos, ni sacamos tiempo
para estudiar las Escrituras. Dios para muchos es un tema muy
controversial, aunque cuando estamos en una situación difícil o ante un peligro
inminente todos exclamamos: ¡Dios, ayúdame!. Esta es una frase aprendida, que
solo repetimos porque se la hemos escuchado a otros, no por verdadera convicción
de que tenemos un ser Divino que es nuestro
Padre Celestial, al que debemos rendirle honor y gloria todo el tiempo, porque
es nuestro Creador.
1 Timoteo
3:15 dice que la iglesia del Dios vivo,
es columna y baluarte de la verdad. En el libro de Apocalipsis, la iglesia de
Dios está representada por una mujer vestida de sol. Dios representa a su
iglesia como una mujer pura. En Apocalipsis
12:1-17, Dios nos revela como el rescatará
a sus hijos, la iglesia remanente en el tiempo del fin, que serán los que
guardan Los Mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesús. Dios nos va
a juzgar a todos. Él dice en su Palabra: “De la manera que me dejasteis a mí, y
servisteis a dioses ajenos en vuestra tierra, así serviréis a extraños en
tierra ajena.” Jeremías 5:19. “Oíd ahora
esto, pueblo necio y sin corazón, que tienen ojos y no ven, que tienen oídos y
no oyen”. Jeremías 5:21. El Señor nos dice, por qué este mundo será destruido: “Porque
desde el menor hasta el mayor, cada uno sigue
su avaricia; y desde el profeta
hasta el sacerdote, todos son engañadores”.
Dios en la
Biblia nos revela claramente cómo podemos identificar sin lugar a dudas, cuál
es su iglesia, cual es el pueblo remanente de Dios, el pueblo que en Sus Promesas
nos asegura rescatará de este mundo. La primera condición es que la
iglesia de Dios debe predicar y
practicar lo que dice la Biblia,
la guía cristina. Es una iglesia guardadora de los Mandamientos de Dios, también debe tener el Testimonio de Jesucristo”. El testimonio que
el Señor nos ha dado a través de los profetas y que ha permitido a los santos hombres
de Dios producir las Sagradas Escrituras de la Biblia.
La última condición
que debe cumplir la iglesia de Dios, es aquella
que proclama al mundo el mensaje divino, que se encuentra en Apocalipsis 14:6-14:“Entonces vi a otro ángel que volaba por el cielo, con el
evangelio eterno para predicarlo a los
que habitan en la tierra, a toda nación y tribu, lengua y pueblo.” “Entonces miré
y vi una nube blanca y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre,
con una corona de oro en su cabeza, y en su mano una hoz aguda. “Este mensaje
representa la segunda venida de Cristo, y algunas iglesias creen y predican que
ya Cristo vino, que no volverá, y que el mundo seguirá evolucionando e irá de generación
en generación.
En Santiago
5:19-20, Dios nos invita a restaurar al que se desvía: “Hermanos, si alguno de
vosotros se desvía de la verdad, y otro le ayuda a volver, sabed que quien convierte
a un pecador del error de su camino, lo salvará de la muerte, y cubrirá multitud
de pecados.” Vivimos ahora en los días
finales de la historia del mundo, vivimos rodeados de situaciones muy
peligrosas que comprometen la salvación de nuestra alma, pero todavía hay
esperanza en Jesucristo, todavía la Gracia de Dios está disponible para el que
la busca. Dios dice en su palabra: “También tengo otras ovejas que no son de
este redil; aquellas también me conviene traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño
y un pastor. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen.
Identifica tu
iglesia. Si no cumple estas condiciones, busca la verdad, no actúes por tradición,
desarrolla una relación con Dios. La iglesia de Dios, que somos cada uno de
nosotros, no estará libre de peligros, problemas y persecuciones, pero en Cristo hay salvación
y todos los que se mantienen fieles a él y a su iglesia, lo verán venir en Gloria a este mundo para ser salvados. Él
nos ha prometido que nos cuidará y preservará
hasta el fin. Dios nos da una advertencia de amor. No rechacemos a nuestro Creador.
Responde a su llamado. Este es el tiempo de la decisión final. No dejes perecer
tu alma por falta de conocimiento, por falta de información, edúcate en la palabra de Dios, para que puedas descubrir el camino que conduce a la salvación.
Cuando
decidimos estudiar una carrera y convertirnos en profesionales exitosos, para
llegar a ser brillantes, debemos estudiar constantemente, mantenernos
actualizados con los cambios, porque lo que fue novedad en el ayer, no lo es en
el hoy. La Palabra de Dios y sus promesas son verdaderas. Su Palabra es eterna,
única e invariable, divina y perfecta, y el conocimiento de la misma nos hace
crecer y nos convierte en herederos de la Patria Celestial. Es nuestra
fortaleza para luchar contra las adversidades del mundo, es nuestra única
alternativa y nuestra única esperanza. El estudio de su Palabra nos capacita
para poder ejercer nuestro
rol en el cielo, en nuestra verdadera casa. Nos hace inmune al
sufrimiento, al dolor, al miedo y la
tristeza. Nos brinda paz y nos hace pacientes a la espera de su regreso.
No te gustaría
experimentar sentirte protegida por tu Padre Celestial?. El dice: “Donde
hayan dos o más reunidos en mi nombre, ahí
estaré yo”. Reúnete con la Iglesia de Dios, para alabar y glorificar su nombre.
Se parte del remanente. Obedece y confía, verás sus recompensas!.
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