Hola! amiga
de mi infancia, finalmente te encontré. Me
tardé en localizarte,
pero hoy ya lo logré. En mi vida hiciste
falta, tu presencia
extrañé, déjame que te explique
el por qué me dilaté: Con el tiempo he crecido, pero nunca te olvidé.
Te he buscado en todas partes, la dirección
extravié, caminé por mucho tiempo, otras tantas pregunté. Nadie pudo explicarme, y fui
perdiendo la fe. Necesitaba encontrarte y
volver a renacer.
He enviado muchas cartas y también muchos
e-mails, ninguno contestados, devueltos los
encontré. Pregunté por ti en la radio y también
en internet. Busqué tu fotografía, la mostré en la TV, la esperanza abrigaba de
encontrarte otra vez, despertaba sollozando, de tus
manos me solté. Fui buscando por tu Nombre que por fortuna guardé, nadie lo conocía,
solo yo lo conservé. Los caminos se cruzaron y nunca me percaté, no hay peor
castigo que estar viviendo sin fe.
Muchas
veces he soñado, muchas veces desvelé, anhelando volver a verte por tan solo
una vez. Estaba cansado y herido casi al desfallecer, humilde y arrepentido mis
pecados confesé, perdona por favor te pido,
desesperado imploré. Las veces que me hablaste, la atención yo no presté. Otras veces tuve frio, tuve hambre
y tuve sed, aunque tú me socorriste yo no te podía ver. Viví errante y fugitivo
alejado de la fe, en el fondo sumergido y atrapado en una red.
Recorrí
muchos caminos, entre tus huellas busque, con mi necedad y olvido, todas,
todas las borré, reconozco fue un
castigo, que tenía que merecer, por
apartarme del camino que debía recorrer, toda “Gracia” he perdido, por mi
terco proceder. Esculcando en mis
recuerdos, una oración elevé, que
en mi mente repetía
una vez y otra vez. Dame una señal
que existe!, deseo volverte a ver!. Padre!, cerrando los sentidos, mi ceguera provoqué.
Fue mi culpa, yo falté, con dolor exclamé!.
Gracias Señor
te digo por hacerme comprender, tu lugar ha sido el mismo, pero yo te descuidé,
no quiero tus caminos nunca de nuevo perder,
obedeciendo el mandato de cumplir toda
tu Ley. Aguardando con paciencia que me venga a recoger, te prometo a ti, mi Alma, que ahora cuidaré. Me arrodillo
Padre mío implorándote perdón, necesito estar contigo y recibir tu protección.
Bendice toda mi vida te ruego con devoción, no quiero equivocarme y volverme a
perder. Negarme así el privilegio de
la Gloria conocer. Quiero
morar contigo en un
Nuevo amanecer!.
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