domingo, 3 de noviembre de 2013

PARABOLAS DE JESUS


                     
                                               
                      “Abriré mi boca en parábolas. Diré cosas que

                           han estado ocultas desde la creación

                                               del mundo”.


Así hablaba Jesús a la gente, por medio de parábolas para mostrarle muchas veces a qué se parece el reino de los cielos. Pero el entendimiento de las parábolas no es para todo el mundo, sino para el que realmente sienta el deseo de conocer y escudriñar la Palabra de Dios, porque de lo contrario, muchos, miran y no ven, escuchan y no oyen, ni entienden. De manera que en ellos se cumple la profecía del Profeta Isaías: “Oiréis y no entenderéis. Mirareis y no veréis”. La parábola del sembrador (Mateo 13), es un claro ejemplo de lo que hacemos con Dios y como debemos trabajar para desarrollar una estrecha relación con El.

Esta historia nos habla de un sembrador que salió a sembrar y regó varias semillas en diferentes lugares: parte de las semillas cayeron en el camino y vinieron las aves y la comieron; otras cayeron en buena tierra  y produjeron frutos, multiplicándose algunos granos; otra parte cayeron entre piedras donde había poca tierra, y brotó pronto, porque la tierra no era profunda, pero al salir el sol, se quemó y secó, porque no tenía raíz. Parte cayeron entre espinos que crecieron pero ahogaron la semilla. Esta parábola indica que debemos ser como el sembrador; regar las semillas de la Palabra de Dios, por todas partes y dejar que el Espíritu Santo las ayude a germinar. Como  lo explican las Sagradas Escrituras, cuando oímos la Palabra del reino y no la entendemos ni le prestamos ninguna atencion, viene Satanás y arranca del corazón todo lo que hemos escuchado, y estas son las semillas sembradas junto al camino.

Las que fueron sembradas en buena tierra y produjeron frutos, representa a todo aquel que oye la Palabra e inmediatamente la recibe con gozo, como hicieron algunos de los discípulos que siguieron a Jesús. No solo fueron oidores, sino practicantes del evangelio, llevando una vida de total entrega al Señor. Las semillas sembradas en pedregales, no tienen raíces que la sostengan fuertemente en la tierra, por lo que aunque crezcan, no duran mucho tiempo. El que oye y no madura en el crecimiento espiritual, pronto olvida lo que escuchó y ante cualquier aflicción de la vida, su fe flaquea hasta que muere. La semilla que fue sembrada entre espinos, representa a todo aquel que oye la Palabra, pero los afanes  del mundo, la vanidad y el engaño, ahogan la Palabra y no produce frutos.
   
Las palabras que Jesús dijo, las podemos encontrar en las Sagradas Escrituras. Su vida, sus pasos, todas sus virtudes, encierran una enseñanza y educación moral y religiosa que no podemos dejar de conocer. Todas sus parábolas revelaban una realidad y verdad espiritual narradas de forma comparativa, basadas en hechos y observaciones creíbles, formadas en su mayoría por elementos integrados que vemos en la vida diaria. Sabias comparaciones, para que pudiéramos entender cuán grande y maravilloso es el Reino de los Cielos. Un lugar reservado solo para los santos, porque  no puede entrar inmundicias, ni pecado. Las palabras de Jesús tenían como finalidad enseñarnos a actuar  correctamente para poder llegar y entrar al Reino de Dios. ----Así dice el Señor---- “No todo el que dice Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos”. 
Todo el que se arrepienta y acepte a Dios de corazón podrá entender los mensajes de Jesús, y todo el que endurezca su corazón y cierre sus oídos, no podrá entenderlos. Somos verdaderos discípulos de Jesús, cuando nos interesamos en comprender sus mensajes y por ende recibimos la ayuda de su Santo Espíritu. Todo hombre que viva sin fe no podrá recibir ayuda del cielo, porque no está realmente comprometido  con las enseñanzas del maestro, no está comprometido con el creador para entender Sus Palabras y obedecer sus reglas, las cuales significan la herencia del cielo. Debemos tomar acción con los mensajes recibidos de Jesús, ya que el crecimiento espiritual, se inicia dando pequeños pasos. Es como un recién nacido, que después de algunos meses comienza a gatear, luego da uno o dos pasos; unas veces cae al suelo y se golpea, llora, pero luego se calma y lo vuelve a intentar, hasta dar pasos firmes y seguros, para luego aprender a correr.


Debemos correr para vencer el tiempo; debemos acelerar el aprendizaje, debemos crecer en el Evangelio de Jesús, para ganar la guerra que Satanás le ha declarado a los hijos de Dios. La victoria se obtiene cuando enfrentamos al enemigo y vencemos. Llegar al  Reino de los cielos debe ser nuestra meta, debe ser nuestro único objetivo, no podemos permanecer indiferentes, sin descubrir  la razón por la que fuimos creados y cuál es el verdadero significado de la vida. En el evangelio de Mateo, Marcos y Lucas, podemos encontrar  más de 30 parábolas, en las que todos  deberíamos reflexionar, ya que su entendimiento es esencial para reconocer el gran valor que tiene el Reino de los cielos. Los que persisten en la incredulidad y rechazan el mensaje de Dios, son dejados en su ceguera espiritual; aunque oigan y vean, nunca podrán llegar al pleno conocimiento de la verdad que Cristo nos reveló.
Estas parábolas tienen un gran significado para todo aquel que sienta respeto e interés en las cosas profundas y sagradas de Dios, significan un medio de transmisión de las verdades divinas, son bendiciones para todo el que esté dispuesto a oír y dejarse guiar, pero para los que tienen los oídos velados y los ciegos espirituales, esto significaría una sentencia de muerte, que desearían poder evitar, o una declaración de juicio, y prefieren no tener una clara visión de lo que vendrá, para seguir viviendo de acuerdo a su proceder, aunque conociendo cual será el veredicto final de sus vidas. A los discípulos, Jesús les dio el don del discernimiento espiritual, por lo que las cosas del Espíritu les eran aclaradas. Asimismo, todo el que cree y recibe la verdad de Jesús, también se le dará más verdad a través del Espíritu Santo.

Nuestro Salvador Jesucristo representa la escalera, cuya base descansa en la tierra, y su cúspide alcanza los altos cielos. Esta revela el método de salvación, y debemos aferrarnos a ella como a los peldaños  de una escalera.  Muchos mantienen la verdad apartada de la vida, y esta es la razón por la cual no sienten el deseo de convencer y convertir el alma.“Buscad al Señor  mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cerca. Deje el impío su camino, y el hombre malo sus pensamientos; y vuélvase al Señor quien tendrá de él misericordia, y nuestro Dios que es amplio en perdonar”. Actualmente, muchos demuestran que no tienen una relación viva con Dios. Van a la deriva por el canal del mundo, y no tendrán parte ni suerte con Cristo. Aman las diversiones, y están llenos de ideas, planes y esperanzas perdidas. La salvación y el perdón vienen del Señor. La Palabra de Dios tiene poder y su amor es constante. Búscalo!.





          




         








          


         


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